Testimonios para la Iglesia, Vol. 6, p. 467-479, día 385

El plan del señor

En la divina providencia, hay períodos particulares cuando debemos levantarnos en respuesta al llamado de Dios y hacer uso de nuestros recursos, nuestro tiempo, nuestro intelecto, todo nuestro ser, cuerpo, alma y espíritu, en el cumplimiento de sus requerimientos. El tiempo actual es uno de ellos. Los intereses de la causa de Dios están en juego. Las instituciones del Señor están en peligro. Debido a la terrible carga de deuda bajo la cual están luchando nuestras escuelas, la obra sufre obstáculos en todas partes. En nuestra gran necesidad, Dios ha abierto un camino en medio de la dificultad y nos ha invitado a cooperar con él en el logro de su propósito. Era su plan que se dedicara el libro Palabras de vida del gran Maestro para ayudar a nuestras escuelas, y él llama a su pueblo a que haga su parte en colocar este libro ante el mundo. En esto él está probando a su pueblo y a sus instituciones para ver si trabajarán juntos y con el mismo parecer, con abnegación y espíritu de sacrificio. 

Todos deben cooperar

Se ha hecho un buen comienzo en la venta de Palabras de vida del gran Maestro. Lo que ahora se necesita es un esfuerzo ferviente, unido, para completar el trabajo que se inició tan bien. En las Escrituras leemos: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Romanos 12:11. Cada rama de la causa de Dios es digna de diligencia; pero nada puede merecerla más que esta empresa en este momento. Debe hacerse un trabajo decidido en el cumplimiento del plan de Dios. Que cada campanada hable en favor del Maestro en la venta de Palabras de vida del gran Maestro. Que todos los que de alguna manera puedan, se unan a los trabajadores. 

Considerando el éxito de los esfuerzos ya realizados, vemos que es mucho mejor obedecer los requerimientos de Dios hoy, que esperar por lo que podríamos pensar que es una época más favorable. Debemos llegar a ser hombres y mujeres para los momentos oportunos de Dios, porque grandes responsabilidades y posibilidades están al alcance de todos los que se han enrolado para una vida de servicio bajo el estandarte de Cristo. 

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Dios nos llama a la acción, para que nuestras instituciones educativas puedan estar libres de deuda. Permitamos que el plan de Dios se realice de acuerdo con lo que él disponga. 

El presente constituye una oportunidad que no podemos darnos el lujo de perder. Convocamos a nuestro pueblo para ayudar al máximo de su capacidad precisamente ahora. Los convocamos para hacer una obra que agradará a Dios al comprar el libro. Pedimos que se use todo medio disponible para ayudar a su circulación. Pedimos a los presidentes de nuestras Asociaciones que consideren cómo pueden promover esta empresa. Pedimos a nuestros ministros, cuando visitan las iglesias, que animen a hombres y mujeres a salir como colportores y a avanzar decididamente en la senda de la abnegación dando una parte de sus ganancias para ayudar a nuestras escuelas. 

Se necesita un movimiento general, y esto debe comenzar con movimientos individuales. En cada iglesia, que cada miembro de cada familia, haga esfuerzos decididos para negarse al yo y para contribuir a que la obra avance. Que los niños tengan una parte. Que todos cooperen. Hagamos lo mejor en este momento para presentar a Dios nuestra ofrenda, para llevar a cabo su voluntad estipulada, y así hacer de ello una ocasión para testificar por él y su verdad en un mundo de tinieblas. La lámpara está en nuestras manos. Permitamos que su luz resplandezca con gran brillo. 

Jóvenes que pensáis entrar en el ministerio, abrazad esta obra. El uso del libro colocado en vuestras manos por el Señor debe ser vuestro agente educador. Al aprovechar esta oportunidad, ciertamente progresaréis en un conocimiento de Dios y de los mejores métodos para alcanzar a la gente.

El Señor llama a jóvenes de ambos sexos a entrar en su servicio. Los jóvenes son receptivos, vigorosos, ardientes, optimistas. Una vez que hayan saboreado la bendición del sacrificio personal, no estarán satisfechos a menos que estén aprendiendo constantemente del gran Maestro. El Señor abrirá caminos ante aquellos que respondan a su llamado. Traigan al trabajo un deseo ferviente de aprender a llevar responsabilidades. Con brazos fuertes y corazones valientes vayan al conflicto en el cual todos deben entrar, un conflicto que se volverá cada vez más severo a medida que nos acerquemos a la lucha final. 

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Preparación para el trabajo

Aquellos que se ocupan en esta obra debieran primeramente darse sin reservas a Dios. Debieran colocarse donde puedan aprender de Cristo y seguir su ejemplo. Él los ha invitado: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30. Se comisiona a ángeles que salgan con quienes asumen esta obra con verdadera humildad. 

Debemos orar sin cesar, y debemos vivir nuestras oraciones. La fe aumentará grandemente mediante el ejercicio. Que aquellos que están colportando con Palabras de vida del gran Maestro, aprendan las lecciones enseñadas en el libro que están promoviendo. Aprendan de Cristo. Tengan fe en su poder para ayudarles y salvarles. La fe es el elemento vital del alma. Su presencia da calor, salud, firmeza y un juicio sólido. Su vitalidad y vigor ejercen una influencia poderosa aunque inconsciente. La vida de Cristo en el alma es como una fuente de agua que brota para vida eterna. Conduce a un cultivo constante de las gracias celestiales y una sumisión amable en todas las cosas al Señor. 

Hablo a los obreros, jóvenes y viejos, que están manejando nuestros libros, y especialmente a los que están colportando con el libro que está efectuando ahora su obra de misericordia. Ejemplificad en la vida las lecciones dadas por Cristo en su Sermón del Monte. Esto hará una impresión más profunda y ejercerá sobre las mentes una influencia más duradera que los sermones dados desde el púlpito. Puede ser que no podáis hablar elocuentemente a quienes deseáis ayudar; pero si habláis modestamente, ocultando el yo en Cristo, vuestras palabras serán dictadas por el Espíritu Santo, y Cristo, con quien cooperáis, impresionará el corazón. 

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Ejercitad esa fe que obra por el amor y santifica el alma. Que ninguno haga ahora que el Señor se avergüence de él a causa de su incredulidad. La pereza y el desaliento no logran nada. Dios a veces permite que alguien se enrede en negocios seculares a fin de avivar las facultades inactivas; para que así cumplan una acción más intensa, de modo que él pueda honrar la fe concediendo ricas bendiciones. Éste es un medio para avanzar su obra. Mirando a Jesús, no sólo como nuestro Ejemplo, sino como el Autor y Consumador de nuestra fe, avancemos, confiando que él suplirá la fuerza para que cada uno pueda cumplir con su deber. 

Se requerirá mucho esfuerzo concienzudo de quienes llevan la carga de esta obra; porque deben darse instrucciones correctas para que pueda mantenerse ante los obreros un sentido de la importancia de la obra; y para que todos puedan abrigar el espíritu de abnegación y sacrificio ejemplificado en la vida de nuestro Redentor. Cristo hizo sacrificios a cada paso, sacrificios que ninguno de sus seguidores jamás puede hacer. Se nos requiere abnegación en este trabajo; en medio de todas las cosas desagradables que ocurran, debemos considerar que estamos en yugo con Cristo, que participamos de su espíritu de bondad, tolerancia y renunciación. Este espíritu abrirá el camino ante nosotros y nos dará la victoria porque Cristo es nuestra recomendación a la gente.

La obra en todos los países

En todos los países, nuestro pueblo debiera emprender el trabajo de auxiliar a las escuelas de la organización. El proyecto lo podrán iniciar nuestras iglesias en Australia. Nuestra escuela allí está en necesidad de ayuda, y si nuestro pueblo emprende el trabajo en forma unida, puede hacer mucho para levantar el peso de la deuda; pueden animar los corazones de quienes trabajan para afirmar las agencias del Señor; y pueden ayudar a extender su influencia de bendiciones a tierras paganas lejanas y a las islas del mar. 

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Confiamos en que nuestra casa publicadora en Australia actuará con generosidad en la publicación de Palabras de vida del gran Maestro. El Señor ha bendecido grandemente a esta institución, por lo que debiera presentarle una ofrenda de gratitud y no hacer una donación restringida para liberar al colegio de deudas. Tenemos la seguridad de que emprenderá el trabajo y hará su parte noblemente. Y esta cooperación con Dios resultará para la casa publicadora australiana, una bendición tan grande como lo ha sido para nuestras instituciones en los Estados Unidos. 

Mis hermanos en Australia, avancen en este trabajo. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1. ¿No hemos comprobado esto en el pasado? A medida que hemos avanzado, confiando en la promesa de Dios, las cosas invisibles, excepto por el ojo de la fe, se han vuelto visibles. Al caminar y trabajar por fe, Dios ha cumplido para nosotros cada palabra que él ha hablado. La evidencia que tenemos de la fidelidad de sus promesas debiera frenar todo pensamiento de incredulidad. Es un pecado dudar, y no creemos que nuestros hermanos en Australia serán culpables de esto. 

El Señor ha hecho mucho por todos ustedes a través de sus fronteras. Levanten sus ojos, y miren los campos, ya blancos para la cosecha. Alaben a Dios porque su palabra se ha cumplido por encima de todo nuestro entendimiento. 

Convoco a nuestro pueblo para que emprenda ferviente y desinteresadamente la obra de liberar al colegio de la deuda. Que la casa publicadora haga su parte en la publicación del libro. Que nuestro pueblo en toda Australia emprenda la venta de Palabras de vida del gran Maestro. Dios los bendecirá en esta obra. 

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Los obreros en Inglaterra deberían hacer todo esfuerzo posible en la venta de este libro para que pueda establecerse un colegio en ese país. Mis hermanos en Inglaterra, Alemania y en todos los otros países europeos donde está brillando la luz de la verdad, emprended este trabajo. Que este libro se traduzca a diferentes idiomas y que circule en los diferentes países de Europa. Que se anime a nuestros colportores en todas partes de Europa a participar en su venta. La venta de este libro hará mucho más que ayudar a nuestras instituciones a liberarse de sus deudas de deudas. Abrirá el camino para que nuestros libros más grandes encuentren un mercado bien dispuesto. Así la verdad llegará a muchos que de otro modo no la recibirían. 

Apelo especialmente a nuestros hermanos en Escandinavia. ¿No emprenderán el trabajo que Dios les ha dado? ¿No trabajarán al máximo de su capacidad para ayudar a las instituciones con dificultades financieras que hay en su campo? No miren con desesperación, diciendo: “No podemos hacer nada”. Dejen de hablar con desánimo. Aférrense al brazo del Poder infinito. Recuerden que sus hermanos en otros países se están uniendo para darles ayuda. No fracasen ni estén desanimados. El Señor sostendrá a sus obreros en Escandinavia si hacen su parte con fe, con oración, con esperanza, haciendo todo lo que pueden para promover su causa y apresurar su venida.

Que nuestro pueblo en Inglaterra haga un esfuerzo sumamente ferviente para inspirar a sus hermanos en Escandinavia con fe y valor. Hermanos, debemos estar a la altura de la ayuda del Señor, de la ayuda del Señor contra los poderosos. 

Recordemos que cuanto más nos acercamos al tiempo de la venida de Cristo, tanto más ferviente y firmemente debemos trabajar, porque toda la sinagoga de Satanás está en contra nuestra. No necesitamos una excitación febril, sino ese valor que nace de la fe genuina.

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Resultados del trabajo

Mediante el trabajo para auxiliar a nuestras escuelas se logrará una cuádruple bendición: una bendición para las escuelas, para el mundo, para la iglesia y para los obreros. 

Mientras se reúnen fondos para ayudar a las escuelas, se está colocando el mejor material de lectura en las manos de un gran número de personas quienes nunca habrían visto Palabras de vida del gran Maestro, si no se hubiera hecho este esfuerzo. Hay personas que viven en lugares desolados que serán alcanzadas mediante este proyecto. Las lecciones extraídas de las parábolas de nuestro Salvador serán para muchísimos como las hojas del árbol de la vida. 

Es el plan del Señor que Palabras de vida del gran Maestro, con su preciosa instrucción, hable de unidad a los creyentes. Los esfuerzos abnegados de los miembros de nuestras iglesias resultarán un medio para unirlos, para que puedan ser santificados, cuerpo, alma y espíritu, como vasos de honor, preparados para recibir al Espíritu Santo. Aquellos que tratan de hacer la voluntad de Dios, invirtiendo cada talento para el mayor beneficio, llegarán a ser sabios al trabajar para su reino. Aprenderán lecciones del mayor valor, y sentirán la satisfacción más elevada de una mente racional. Se les dará paz, gracia y poder intelectual. 

Mientras llevan este libro a quienes necesitan la instrucción que contiene, los obreros obtendrán una experiencia preciosa. Este trabajo es un medio de educación. Aquellos que hagan lo mejor que puedan como la mano ayudadora de Dios para hacer circular Palabras de vida del gran Maestro, obtendrán una experiencia que los capacitará para ser obreros de éxito para Dios. Muchos, a través del entrenamiento recibido en este trabajo, aprenderán a colportar con nuestros libros más grandes, que la gente necesita tanto. 

Todos los que se ocupan en la obra rectamente, con alegría y esperanza, encontrarán que es una gran bendición. El Señor no fuerza a nadie a ocuparse en su obra; pero a todos los que se ponen decididamente de su lado, les dará una mente recta. Bendecirá a todos los que trabajen con el espíritu con que él trabaja. A tales obreros les dará talentos y éxito. A medida que se entre en campo tras campo, surgirán nuevos métodos y nuevos planes de nuevas circunstancias. Vendrán nuevos pensamientos con los nuevos obreros que se dediquen a la obra. A medida que acudan al Señor en busca de ayuda, él se comunicará con ellos. Recibirán planes ideados por el Señor mismo. Las almas se convertirán y vendrá el dinero. Los obreros encontrarán lugares desiertos de la viña del Señor cerca de territorios que ya han sido trabajados. Cada campo muestra nuevos lugares para conquistar. Todo lo que se hace revela cuánto más hay todavía por hacer.

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Al trabajar en conexión con el gran Maestro, se desarrollan las facultades mentales. La conciencia está bajo la dirección divina. Cristo toma todo el ser bajo su control. 

Nadie puede estar verdaderamente unido a Cristo, practicando sus lecciones, sometiéndose a su yugo de restricción, sin comprender aquello que no se puede expresar en palabras. Le vienen pensamientos nuevos y elevados. Se le da luz al intelecto, determinación a la voluntad, sensibilidad a la conciencia, pureza a la imaginación. El corazón se vuelve más tierno, los pensamientos más espirituales, el servicio más semejante al de Cristo. En la vida se ve aquello que ninguna palabra puede expresar: devoción leal, fiel, amante, del corazón, la mente, el alma y las fuerzas, a la obra del Maestro. 

Después que con energía santificada y oración hemos hecho todo lo que podíamos en el trabajo para nuestras escuelas, veremos la gloria de Dios. Cuando se ha hecho el intento plenamente, habrá un bendito resultado. 

Si se hacen con un espíritu generoso, voluntario, Dios hará que tengan éxito las actividades para ayudar a nuestras escuelas. Él nos capacitará para reducir el oprobio que ha caído sobre nuestras instituciones educativas. Si todos emprendemos el trabajo con espíritu de abnegación por causa de Cristo y la verdad, no pasará mucho tiempo antes de que el gozoso canto de libertad pueda entonarse en todas nuestras fronteras. 

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No nos cansemos de hacer el bien

Me alegro porque se ha realizado un esfuerzo tan armonioso para llevar a cabo el propósito de Dios y para obtener el máximo provecho de su providencia. Este esfuerzo para hacer circular Palabras de vida del gran Maestro, está demostrando lo que puede hacerse en el campo del colportaje. A ministros, estudiantes, padres, madres, jóvenes y señoritas que se han ocupado en esta obra, yo les diría: No dejéis que vuestro interés decaiga. Que esta buena obra vaya adelante firme, perseverante, grandiosamente, hasta que se cancele la última deuda de todas nuestras escuelas y se cree un fondo para el establecimiento de escuelas en campos importantes, donde hay una gran necesidad de obra educacional. 

Como los ministros y los obreros bíblicos son llamados a otras labores, que los miembros de nuestras iglesias les digan: “Avanzad con vuestro trabajo asignado y nosotros continuaremos trabajando para la circulación de Palabras de vida del gran Maestro y para que nuestras escuelas estén libres de deudas”. Que nadie sienta que esta obra debiera detenerse con el esfuerzo especial de los años 1900 y 1901. El campo nunca está agotado, y este libro debiera venderse para ayudar a nuestras escuelas en los años venideros. 

Tengamos fe en Dios. En su nombre llevemos adelante su obra sin acobardarnos. La obra que él nos ha llamado a hacer él la convertirá en una bendición para nosotros. Y cuando su plan para auxiliar a nuestros colegios se haya vindicado, cuando el trabajo asignado se haya cumplido totalmente, él nos indicará qué hacer luego. 

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Mientras deba darse al mundo el mensaje de misericordia, habrá un llamado a esforzarnos a favor de otras instituciones y empresas similares a aquélla para el socorro de nuestras escuelas. Y mientras continúe el tiempo de gracia, habrá oportunidad para que el colportor trabaje. Cuando las denominaciones religiosas se unan con el papado para oprimir al pueblo de Dios, mediante el colportaje evangélico se abrirán lugares donde haya libertad religiosa. Si en un lugar la persecución se vuelve severa, que los obreros hagan como Cristo instruyó: “Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra”. Mateo 10:23. Si la persecución llega allí, vayan a otro lugar distinto. Dios guiará a su pueblo, convirtiéndolos en una bendición en muchos lugares. Si no fuera por la persecución, no serían esparcidos tan extensamente en el extranjero para proclamar la verdad. Y Cristo declara: “No acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del hombre”. Mateo 10:23. Hasta que en el cielo se diga, “consumado es”, habrá siempre lugares donde trabajar y corazones para recibir el mensaje. 

Por lo cual, “no nos cansemos… de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Gálatas 6:9. 

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El derecho de la redención

Los diezmos y las ofrendas dedicados a Dios son un reconocimiento de su derecho sobre nosotros, lo cual proviene de la creación; también un reconocimiento de su derecho a través de la redención. Por cuanto todo nuestro poder deriva de Cristo, esas ofrendas han de fluir de nosotros a Dios. Deben recordarnos siempre lo que por la redención Dios tiene derecho a pedirnos, pues ese derecho abarca todo lo demás. La comprensión del sacrificio efectuado por nosotros se ha de conservar siempre fresca en nuestra mente y debe influir constantemente sobre nuestros pensamientos y planes. Cristo debe estar entre nosotros como quien fue realmente crucificado. 

“¿No sabéis que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio”. 1 Corintios 6:19, 20. ¡Qué precio se pagó! Contemplemos la cruz y la víctima alzada en ella. Mirad aquellas manos horadadas por los crueles clavos. Mirad sus pies clavados a la cruz. Cristo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo. Ese sufrimiento y esa agonía son el precio de nuestra redención. Fue dada esta orden: “Líbralos de perecer eternamente. Yo he hallado rescate”.

¿No sabéis que él nos amó y se dio por nosotros, para que a nuestra vez nos diésemos a él? ¿Por qué no habrían de expresar amor a Cristo todos los que le reciben por la fe, así como se expresó su amor a nosotros por quienes él murió? 

Se nos representa a Cristo como buscando a la oveja que se había perdido. Su amor nos circunda y nos trae de vuelta al redil. Su amor nos da el privilegio de sentarnos con él en los lugares celestiales. Cuando la bendita luz del Sol de justicia resplandece en nuestros corazones y descansamos en paz y gozo en el Señor, alabemos al Señor; alabemos a Aquel que es nuestra salvación y nuestro Dios. Alabémosle, no sólo en palabras, sino por la consagración a él de todo lo que somos y tenemos. 

“¿Cuánto debes a mi señor?” Lucas 16:5. No lo podéis calcular. Puesto que todo lo que tenéis es suyo, ¿lo privaréis de lo que exige? Cuando él lo pide, ¿lo retendréis egoístamente como si fuese vuestro? ¿Lo guardaréis y lo aplicaréis a algún otro fin que no sea la salvación de las almas? Es así como se pierden miles de almas. ¿Cómo podemos manifestar mejor nuestro aprecio del sacrificio de Dios y su gran don al mundo, que enviando donativos y ofrendas, con la alabanza y el agradecimiento de nuestros labios por el gran amor con que nos amó y nos atrajo a sí mismo? 

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Mirando al cielo en súplica, presentaos vosotros mismos a Dios como siervos suyos, y todo lo que tenéis, diciendo: Señor, “de lo recibido de tu mano te damos”. 1 Crónicas 29:14. A la vista de la cruz del Calvario y del Hijo del Dios infinito crucificado por vosotros, comprendiendo ese amor sin par, ese maravilloso despliegue de la gracia, sea vuestra ferviente pregunta: “Señor, ¿qué quieres que haga?” Él os ha dicho: “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura”. Marcos 16:15. 

Cuando veáis en el reino de Dios a las personas salvadas por vuestros donativos y servicios, ¿no os regocijaréis porque pudisteis hacer esta obra? 

Acerca de los apóstoles de Cristo, está escrito: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor, y confirmando la palabra con las señales que la seguían”. Marcos 16:20. Sin embargo, el universo celestial aguarda los canales por los cuales los raudales de la misericordia han de fluir por el mundo. El mismo poder que tuvieron los apóstoles está ahora a la disposición de los que quieran servir a Dios. 

El enemigo inventará todo ardid de que es capaz para impedir que la luz resplandezca en nuevos lugares. El diablo no quiere que la verdad alumbre “como una antorcha”. ¿Consentirán nuestros hermanos en que tengan éxito sus planes para estorbar la obra? 

El tiempo está pasando rápidamente a la eternidad. ¿Retendrá alguno lo que pertenece estrictamente a Dios? ¿Le negará alguno lo que, aunque puede ser dado sin mérito, no puede ser negado sin que ello acarree la ruina? El Señor ha dado a cada uno su obra, y los santos ángeles quieren que hagamos esta obra. Mientras veláis, oráis y trabajáis, ellos están listos para cooperar con vosotros. Cuando el intelecto siente la influencia del Espíritu Santo, todos los afectos obran armoniosamente de acuerdo con la voluntad divina. Entonces los hombres darán a Dios lo suyo diciendo: “Todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos.” Dios perdone a su pueblo por no haber obrado así. 

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Hermanos y hermanas, he tratado de presentaros las cosas tal como son; pero mi intento queda muy lejos de la realidad. ¿Rechazaréis mi súplica? No soy yo la que os suplico; es el Señor Jesús, quien dio su vida por el mundo. No he hecho sino obedecer la voluntad y el requerimiento de Dios. ¿Aprovecharéis la oportunidad de honrar la obra de Dios y respetar a los siervos a quienes envió a hacer su voluntad y a guiar las almas al cielo? 

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra: como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia; para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la suministración de este servicio, no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta suministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo por la oración de ellos por vosotros, a quienes a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. ¡Gracias a Dios por su don inefable!” 2 Corintios 9:6-15. 

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