Testimonios para la Iglesia, Vol. 1, p. 132-140, día 014

Vi que Dios no acepta una obra tibia al respecto. Quiere todo el corazón y el interés, o nada. Su influencia se ejerce decidida e inequívocamente en favor de la verdad o contra ella. Recogen con Jesús o dispersan. Una esposa no santificada es la mayor maldición que pueda tener un ministro. Aquellos siervos de Dios que por desgracia tengan en sus casas esta influencia agostadora, deben duplicar sus oraciones y su vigilancia, y, asumiendo una posición firme y decidida, no permitir que los opriman las tinieblas. Deben aferrarse más a Dios, ser enérgicos y decididos, gobernar bien su propia casa, y vivir de tal manera que puedan recibir la aprobación de Dios y la custodia de los ángeles. Pero si ceden a los deseos de sus compañeras no consagradas, el desagrado de Dios se manifestará sobre su casa. El arca de Dios no puede morar en ella, porque ellos apoyan a sus esposas en sus errores y se los toleran.

Nuestro Dios es un Dios celoso. Es algo terrible jugar con él. Antiguamente, Acán codició un lingote de oro y un manto babilónico, y los escondió. Todo Israel sufrió por ello y fue derrotado delante de sus enemigos. Cuando Josué averiguó la causa, el Señor dijo: “Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos hasta tanto que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros”. Josué 7:13. Acán había pecado, y Dios lo destruyó a él y a toda su familia, con todo lo que poseían, y borró la maldición de Israel.

Vi que el Israel de Dios debe levantarse, y renovar su fortaleza en Dios, reafirmando y cumpliendo su pacto con él. La codicia, el egoísmo, el amor al dinero y el amor al mundo compenetran todas las filas de los observadores del sábado. Estos males están destruyendo el espíritu de sacrificio entre el pueblo de Dios. Los que albergan esta codicia en su corazón no se dan cuenta de ello. Ese mal se ha apoderado de ellos imperceptiblemente, y a menos que lo desarraiguen, su destrucción será tan segura como la de Acán. Muchos han quitado su sacrificio del altar de Dios. Aman al mundo, desean sus ganancias, y a menos que se produzca en ellos un cambio completo, perecerán con el mundo. Dios les ha prestado recursos; éstos no son propios, pues Dios ha hecho a los hombres mayordomos suyos. Pero debido a esto, los llaman propios y los atesoran. Pero ¡oh, cuán prestamente les es arrebatado todo en un momento cuando la mano prosperadora de Dios se aparta de ellos! Se deben hacer sacrificios para Dios; hay que negarse al yo por amor a la verdad. ¡Oh, cuán débil y frágil es el hombre! ¡Cuán débil su brazo! Vi que pronto la altivez del hombre será abatida, y humillado su orgullo. Reyes y nobles, ricos y pobres, todos por igual serán postrados y caerán sobre ellos las plagas agostadoras de Dios.

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Número 3—Testimonio para la iglesia

“Sé celoso y arrepiéntete”

Estimados hermanos y hermanas: El Señor me ha mostrado en visión algunas cosas concernientes a la tibieza actual de la iglesia, las cuales os relataré. La iglesia me fue presentada en visión. Dijo el ángel a la iglesia: “Jesús te habla: ‘Sé celoso y arrepiéntete’”. Apocalipsis 3:19. Vi que esta obra ha de ser emprendida con fervor. Hay algo de qué arrepentirse. La mentalidad mundanal, el egoísmo y la codicia han estado carcomiendo la espiritualidad y la vida del pueblo de Dios.

El peligro que han recorrido los hijos de Dios durante los últimos años ha sido el amor al mundo. De éste han nacido los pecados del egoísmo y de la codicia. Cuanto más obtienen de este mundo, tanto más fijan sus afectos en él; y tanto más procuran obtener. Dijo el ángel: “Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para el rico entrar en el reino de Dios”. Sin embargo, muchos de los que profesan creer que poseemos la última nota de amonestación para el mundo, están esforzándose con toda su energía para colocarse en la situación en la cual es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para ellos entrar en el reino.

Estos tesoros terrenales son bendiciones cuando se usan debidamente. Los que los poseen deben comprender que Dios se los ha prestado y deben gastar gozosamente sus recursos para hacer progresar su causa. No perderán su recompensa aquí. Serán considerados bondadosamente por los ángeles de Dios y se harán también un tesoro en el cielo.

Vi que Satanás observa el temperamento peculiar egoísta y codicioso de algunos que profesan creer la verdad, y los tentará prosperando su camino y ofreciéndoles las riquezas de la tierra. Sabe que si no vencen su temperamento natural, tropezarán y caerán al amar a Mammón y adorar su ídolo. Con frecuencia Satanás logra su objeto. El fuerte amor al mundo vence o absorbe el amor a la verdad. Les son ofrecidos los reinos del mundo, y ellos se apoderan ávidamente de sus tesoros, y piensan que son admirablemente prosperados. Satanás triunfa porque su plan ha tenido éxito. Ellos han abandonado el amor de Dios por el amor del mundo.

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Vi que aquellos que son así prosperados pueden estorbar el designio de Satanás si deciden vencer su codicia egoísta poniendo todas sus posesiones sobre el altar de Dios. Cuando ven dónde se necesitan recursos para hacer progresar la causa de Dios y ayudar a la viuda y a los huérfanos y afligidos, deben dar alegremente, y así hacerse tesoros en el cielo.

Oíd el consejo del Testigo fiel: Comprad oro afinado en el fuego, a fin de que seáis ricos, ropas blancas para que estéis vestidos, y colirio a fin de que veáis. Haced algún esfuerzo. Estos tesoros preciosos no descenderán sobre nosotros sin esfuerzo alguno de nuestra parte. Debemos comprar, ser celosos y arrepentirnos de nuestro estado de tibieza. Debemos despertarnos para ver nuestros males, buscar nuestros pecados y arrepentirnos fervorosamente de ellos.

Vi que los hermanos acaudalados deben apartarse de estos tesoros terrenales, y vencer su amor al mundo. Muchos de ellos aman a este mundo y sus tesoros, pero no quieren darse por enterados. Deben ser celosos y arrepentirse de su codicia egoísta, a fin de que el amor de la verdad pueda absorber todo lo demás. Vi que muchos de los que poseen riquezas no comprarán el oro, ni las vestiduras blancas ni el colirio. Su celo no se caracteriza por una intensidad ni fervor proporcionales al valor del objeto que están buscando.

Vi a estos hombres mientras luchaban por los bienes terrenales. ¡Qué celo manifestaban, qué fervor, qué energía para obtener un tesoro terrenal que ha de pasar pronto! ¡Qué fríos cálculos hacían! Trazaban planes, se afanaban constantemente, y sacrificaban sus comodidades por el tesoro terrenal. Un celo parecido de su parte por obtener el oro, la vestidura blanca y el colirio los pondría en posesión de estos tesoros inestimables y de la vida eterna en el reino de Dios. Vi que si hay quienes necesitan colirio, son los que poseen bienes terrenales. Muchos de ellos están ciegos en cuanto a su propio estado y a su firme apego a este mundo. ¡Ojalá que viesen!

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. Apocalipsis 3:20. Vi que muchos tienen tanta escoria acumulada ante la puerta del corazón que no pueden abrirla. Algunos tienen que eliminar las dificultades que tienen con sus hermanos. Otros tienen que eliminar el mal genio o la codicia antes que puedan abrir la puerta. Otros colocan el mundo delante de la puerta de su corazón, y así la cierran. Toda esta escoria tiene que ser quitada. Entonces podrán abrir la puerta y dar la bienvenida al Salvador.

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En la visión me fue mostrado cuán preciosa es la promesa: “Entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. ¡Oh, qué admirable es el amor de Dios! A pesar de toda nuestra tibieza y nuestros pecados nos dice: “Tornaos a mí y yo me tornaré a vosotros, y sanaré todas vuestras rebeliones”. El ángel lo repitió unas cuantas veces: “Tornaos a mí y yo me tornaré a vosotros, y sanaré todas vuestras rebeliones”.

Vi que algunos volverán gozosamente. En cambio otros no permitirán que este mensaje dado a la iglesia de Laodicea ejerza influencia sobre ellos. Seguirán actuando más o menos como antes, y la boca del Señor los vomitará. Únicamente aquellos que se arrepientan celosamente recibirán el favor de Dios.

“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Apocalipsis 3:21. Podemos vencer plenamente y por completo. Jesús murió para hacernos un camino de salida, a fin de que pudiésemos vencer todo mal genio, todo pecado, toda tentación y sentarnos al fin con él.

Es nuestro privilegio tener fe y salvación. El poder de Dios no ha disminuido. Vi que su poder nos sería concedido tan libremente como antes. La iglesia de Dios es la que ha perdido su fe para pedir su energía para luchar y clamar como Jacob: “No te dejaré, si no me bendices”. Génesis 32:26. La fe perseverante se ha ido muriendo. Debe revivir en el corazón de los hijos de Dios. Se debe solicitar la bendición de Dios. La fe, la fe viva nos eleva siempre hacia Dios y la gloria; la incredulidad nos arrastra hacia abajo a las tinieblas y la muerte.

Vi que la mente de algunos miembros de la iglesia no ha funcionado correctamente. Algunos, de temperamento peculiar, se han valido de sus propias nociones para medir a sus hermanos. Si algunos no estaban completamente de acuerdo con ellos, en seguida se producían dificultades en el campamento. Algunos han colado el mosquito y tragado el camello.

Estos preconceptos han sido tolerados demasiado tiempo. Se ha efectuado una búsqueda en un pajar. Y cuando no surgieron verdaderas dificultades en la iglesia, se fabricaron pruebas. La mente de la iglesia y de los siervos del Señor queda desviada de Dios, la verdad y el cielo, para espaciarse en las tinieblas. Satanás se deleita en que continúen haciéndose tales cosas, pues eso lo satisface. Pero ninguna de estas pruebas es de las que han de purificar a la iglesia, ni aumentarán al fin la fuerza del pueblo de Dios.

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Vi que algunos se están marchitando espiritualmente. Han vivido durante algún tiempo velando para mantener a sus hermanos en el camino recto, observando todo defecto para crearles dificultades. Y mientras hacían esto, su mente no se aferraba a Dios ni al cielo ni a la verdad, sino precisamente donde Satanás quiere que se aferre: a alguna otra persona. Los tales han descuidado sus almas; rara vez advierten sus propios defectos, porque han tenido bastante que hacer para observar los defectos ajenos. Ni siquiera analizan sus propias almas ni escudriñan su propio corazón. Les llama la atención el vestido de una persona, su sombrero o su delantal. Deben hablar a éste o aquél, y esto basta para ocuparlos durante semanas. Vi que toda la religión de algunas pobres almas consiste en observar la vestimenta y las acciones de los demás, y censurarlas. A menos que se reformen no habrá lugar para ellas en el cielo, porque hasta criticarán al Señor mismo.

Dijo el ángel: “Estar en paz con Dios es una obra individual”. Se efectúa entre Dios y nuestra propia alma. Pero cuando las personas se preocupan tanto por los defectos ajenos, no se cuidan de sí mismas. Estas personas llenas de preconceptos y de tendencias a la censura se curarían probablemente de su hábito si trataran directamente con el prójimo a quien consideran equivocado. Esto les resultaría tan difícil que renunciarían a sus opiniones antes que hacerlo. Pero es fácil hablar con libertad de esta o aquella persona, cuando el acusado no está presente.

Algunos piensan que es malo procurar observar orden en el culto de Dios. Pero he visto que tal cosa no es peligrosa. He visto que la confusión desagrada al Señor, y que debe haber orden en la oración y también en el canto. No debemos ir a la casa de Dios a orar por nuestras familias, a menos que nos induzca a ello un profundo sentimiento, mientras el Espíritu de Dios las está convenciendo. Generalmente, el momento apropiado para orar por nuestras familias es el culto de familia. Cuando las personas objeto de nuestras oraciones están lejos, la cámara secreta es el lugar apropiado donde se puede interceder ante Dios en su favor. Cuando estamos en la casa de Dios, debemos pedir por una bendición para ese momento y esperar que Dios oirá y contestará nuestras oraciones. Estas reuniones serán interesantes y llenas de vida.

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Vi que todos deben cantar con el espíritu, y también con el entendimiento. A Dios no le agrada la confusión de voces y la discordia. Siempre le agrada más lo correcto que lo erróneo. Y cuanto más correcto y armonioso sea el canto del pueblo de Dios, tanto más glorificado será el Señor, beneficiada la iglesia y afectados favorablemente los incrédulos.

Se me ha mostrado el orden perfecto del cielo, y he quedado arrobada al escuchar la música perfecta que se oye allí. Después de salir de la visión, el canto terrenal me pareció muy áspero y discordante. He visto compañías de ángeles dispuestos en forma de un cuadrado hueco, cada uno con un arpa de oro. En el extremo del arpa había un dispositivo que se gira para ajustar el arpa o cambiar el tono. Sus dedos no recorrían descuidadamente las cuerdas, sino que pulsaban distintas cuerdas para producir diferentes sonidos. Hay un ángel que siempre guía, que toca primero el arpa y da el tono; luego todos se unen para producir la armoniosa y perfecta música del cielo. Es indescriptible esa melodía celestial y divina, que vibra mientras todo rostro refleja la imagen de Jesús, cuya gloria resplandece con brillo inefable.

El este y el oeste

Queridos hermanos: El Señor me ha mostrado en visión algunas cosas concernientes al este y al oeste del país, que creo que es mi deber presentarles. Vi que Dios ha estado abriendo el camino para la difusión de la verdad presente en el oeste. Se requiere mucho más poder para mover a la acción a la gente en el este que en el oeste, y en el presente se puede llevar a cabo muy poco en el este. En este momento se deben efectuar esfuerzos especiales en los lugares donde se pueda hacer mayor bien.

La gente en el este ha escuchado la proclamación de la segunda venida de Cristo y ha visto un gran despliegue del poder de Dios, pero han vuelto a su estado de indiferencia y seguridad en el que resulta casi imposible alcanzarlos en la actualidad. Después de haber efectuado esfuerzos no comunes en el este, utilizando a las personas mejor dotadas, se ha logrado muy poco.

Vi que la gente del Oeste puede ser movida a la acción con más facilidad que la del Este. No han tenido la luz de la verdad, y no la han rechazado, y sus corazones son más tiernos y susceptibles a la verdad y al Espíritu de Dios. Los corazones de muchos en el Oeste están preparados para recibir ansiosamente la verdad; y cuando los siervos de Dios vayan a trabajar por la salvación de las preciosas almas, encontrarán que hay mucho que los animará en su arduo trabajo. A medida que la gente se muestre ansiosa de escuchar y muchos abracen la verdad, el don que Dios ha dado a sus siervos se pondrá de manifiesto y será fortalecido. Los obreros verán sus esfuerzos coronados por el éxito.

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Vi que en el oeste se había logrado diez veces más que en el este con el mismo esfuerzo, y que el camino se está abriendo para lograr éxitos aún mayores. Vi que en la actualidad se puede hacer mucho en Wisconsin, y todavía en Illinois, y que deben efectuarse esfuerzos por esparcir la verdad en Minnesota y en Iowa. La verdad prenderá en muchos corazones en esos lugares. Vi en visión un vasto campo de labor que se extendía delante de mí, en el cual todavía no se ha entrado; pero no hay suficiente ayuda abnegada para llenar la mitad de los lugares donde la gente está lista para escuchar la verdad, y muchos para recibirla.

Hay que visitar nuevos campos de labor, completamente nuevos; muchos tendrán que salir a trabajar por cuenta propia a fin de entrar en esos campos aunque tengan que pagar sus propios gastos. Vi que aquí existe una buena oportunidad para los mayordomos del Señor de hacer su parte y apoyar a los que llevan la verdad a esos lugares. Debiera ser un gran privilegio para estos mayordomos devolverle a Dios lo que le pertenece. Al hacerlo, cumplirán un deber bíblico y se librarán de una parte de su tesoro terrenal, que ahora constituye una carga para muchos que tienen abundancia. Eso también añadirá a su tesoro en el cielo.

Vi que la carpa que tenemos en el este no debiera llevarse una vez tras otra al mismo lugar. Si fuera necesario, los que acompañan la carpa debieran trabajar por su propia cuenta; debieran levantar la carpa en lugares donde no se ha presentado la verdad, y una vez que se la haya levantado, debiera contar con abundantes obreros.

Vi que había sido un fracaso ir a los mismos lugares año tras año, llevando a personas que tienen exactamente los mismos dones. Si fuera posible, debiera asegurarse el servicio de las personas con los dones más aceptables. Sería mejor y se lograría un mayor bien si hubiera menos reuniones en carpa y un grupo de obreros más fuertes y con diferentes dones para trabajar. Entonces podría permanecerse durante más tiempo en un lugar en el que se despierte el interés. Se ha actuado con demasiado apresuramiento al desarmar la carpa. Algunas personas comienzan a impresionarse favorablemente, por lo que existe la necesidad de perseverar en los esfuerzos hasta que sus mentes se orienten y ellos se decidan por la verdad. En muchos lugares donde se ha levantado la carpa, los pastores se quedan hasta que el prejuicio comienza a desaparecer, lo que permitiría a algunos escuchar con mentes desprejuiciadas; pero justamente en ese momento se desarma la carpa y se envía a otro lugar. Así se gasta tiempo y dinero, y los siervos de Dios ven muy pocos resultados durante el período en el que se predica el Evangelio en carpas. Pero pocas personas son llevadas a reconocer la verdad, y los siervos de Dios, habiendo visto muy poco que los anime y los estimule, y ponga de manifiesto el don que existe en ellos, pierden en lugar de ganar en fortaleza, espiritualidad y poder.

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Vi que en el oeste debieran realizarse esfuerzos especiales en carpas; porque los ángeles de Dios están preparando las mentes en ese lugar para recibir la verdad. Por eso es que Dios ha instado a algunos en el este a trasladarse al oeste. Sus dones pueden lograr más en el oeste que en el este. El trabajo principal de la obra se encuentra en el oeste, y es de la mayor importancia que los siervos de Dios avancen para aprovechar la providencia que él les presenta.

Vi que cuando el mensaje aumente notablemente en poder, entonces la providencia de Dios abrirá y preparará el camino en el este para que se cumpla mucho más de lo que se ha logrado en este momento. Entonces Dios enviará a sus siervos con poder para visitar lugares donde muy poco o nada se puede hacer ahora, y algunos que ahora son indiferentes serán estimulados y aceptarán la verdad*.

Vi que Dios ha dado una advertencia a los que se han trasladado del este al oeste. Les ha mostrado su deber y les ha hecho ver que no debe ser su objetivo hacerse ricos, sino obrar para el bien de las almas, vivir su fe y decir a la gente que este mundo no es su lugar.

La advertencia era suficiente si se la hubiera obedecido; pero muchos no se preocuparon de considerar lo que Dios les había mostrado. Se lanzaron hacia adelante y se embriagaron con el espíritu del mundo. “Mirad hacia atrás—dijo el ángel—, y considerad todo lo que Dios ha mostrado concerniente a los que se trasladan del este al oeste”. ¿Lo han obedecido? Vi que habéis actuado completamente en contra de las enseñanzas de Dios, habéis adquirido mucho, y en lugar de que vuestras obras digan a los que están a vuestro alrededor que buscáis una patria mejor, han declarado llanamente que vuestro hogar y vuestro tesoro están aquí. Vuestras obras han negado vuestra fe.

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Tatiana Patrasco