Testimonios para la Iglesia, Vol. 2, p. 347-355, día 110

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“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”. “Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres”. “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” 2 Timoteo 2:24-25; Tito 3:2; 1 Pedro 3:15. 

El hermano C quiere que su mente controle la mente de los demás, y a menos que se le conceda este privilegio se siente desconforme. No es un pacificador. Se necesitan más de diez personas para contrarrestar la confusión y la desconfianza que su comportamiento causa en una iglesia. Su temperamento es tan particular que siempre está señalando los defectos y las faltas de todos excepto las propias. No mejorará hasta que aprenda la lección que debiera haber aprendido hace muchos años: la humildad de mente. A su edad aprenderá la lección pero su personalidad se verá muy afectada. Toda su vida ha tratado de afirmarse, salvarse, preservar su propia vida; y su trabajo ha sido siempre en vano. 

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Lo que el hermano C necesita es que se le quite el engañoso barniz de sus ojos para que pueda mirar, con ojos iluminados por el Espíritu de Dios, dentro de su propio corazón, y probar y pesar cada motivo, para que no permita que Satanás le dé una falsa imagen de su comportamiento. Su posición es extremadamente peligrosa. Ha de volverse rápida y decididamente hacia lo recto, o seguirá engañando a los demás y también a sí mismo. Necesita convertirse en lo más profundo de su alma, y que ésta sea subyugada y transformada por la renovación de su mente. Entonces podrá hacer el bien. Pero nunca podrá llegar a la luz hasta que aliente un espíritu de humilde confesión y se dedique con decisión a corregir sus equivocaciones y, de acuerdo con sus posibilidades, contrarrestar las críticas a la causa de Dios que él mismo ha provocado. 

La sensualidad en los jóvenes

Queridos Hno. y Hna. E,

Desde hace algún tiempo tomo mi pluma sólo para escribir cartas urgentes que no pueden demorarse. Por algunos meses he tenido una carga sobre mi ánimo que casi me ha aplastado. Lo que más me desanima es el temor de que todo lo que llegue a escribir no hará más bien que el que hizo nuestra seria, afanosa y agotadora obra en _____ el invierno y la primavera pasados. La opinión pesimista que me he formado del estado de cosas en ese lugar ha silenciado mi pluma y mi voz casi completamente. Se debilitaron mis manos y se deprimió mi corazón al ver que no se ganó nada en el prolongado esfuerzo que hicimos allí. Casi no tengo esperanzas de que tengan éxito nuestros esfuerzos por despertar las conciencias del pueblo observador del sábado para que vean la elevada posición que Dios les manda que ocupen. No consideran los asuntos religiosos desde un punto de vista elevado. Esta es justamente nuestra condición. 

El Señor me ha dado una visión de algunas de las corrupciones que existen en todo lugar. La maldad, el crimen y la sensualidad existen aun en los lugares más encumbrados. Hasta en las iglesias que profesan guardar los mandamientos de Dios hay pecadores hipócritas. Es el pecado, y no las pruebas ni el sufrimiento, lo que separa a Dios de su pueblo y hace al alma incapaz de glorificarlo y gozarse en él. Es el pecado el que está destruyendo a las almas. El pecado y el vicio existen en las familias observadoras del sábado. La contaminación moral ha influido más que cualquier otro mal en la degeneración de la raza. Se práctica en una escala alarmante y causa casi todo tipo de enfermedad. Aun hay niños muy pequeños que, al nacer con una irritabilidad natural de los órganos sexuales, encuentran alivio momentáneo al manosearlos, lo que sólo aumenta la irritación, y los lleva a repetir el acto, hasta que se forma un hábito que se desarrolla con el crecimiento. Débiles y diminutos, son medicados y drogados; pero el mal no se erradica. Todavía existe la causa. 

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Los padres generalmente suponen que sus hijos no saben nada acerca de este vicio. En un gran número de casos los padres son los verdaderos pecadores. Han abusado de sus privilegios matrimoniales y, por indulgencia, han fortalecido sus instintos animales. Y mientras que éstos se fortalecían, las facultades morales e intelectuales se debilitaban. Lo espiritual ha sido avasallado por lo animal. Los niños nacen con las tendencias animales ampliamente desarrolladas, habiendo recibido la impronta del carácter de sus propios padres. La utilización antinatural de los órganos sexuales produce irritación. Se excitan fácilmente, y se experimenta un alivio momentáneo al manosearlos. Pero el mal aumenta constantemente. Se nota un sensible desgaste del organismo. La potencia del cerebro se debilita, y la memoria se hace deficiente. Los niños que nacen de tales padres sentirán inclinación casi invariablemente por el repulsivo hábito de practicar este vicio secreto. El pacto matrimonial es sagrado, pero ¡qué cantidad de lujuria y crimen cubre! Los que se sienten libres, porque están casados, para degradar sus cuerpos por una baja complacencia de los instintos animales, harán que su conducta degradada se perpetúe en sus hijos. Los pecados de los padres serán cargados sobre los hijos porque los padres les han dado la impronta de sus propias tendencias lascivas. 

Los que se han afirmado definitivamente en este vicio que destruye el alma y el cuerpo no descansan hasta que imparten su secreta carga maligna a aquellos con quienes se relacionan. Inmediatamente se despierta la curiosidad, y la experiencia del vicio se pasa de joven a joven, de niño a niño, hasta que no se encuentra a ninguno que no practique este degradante pecado. 

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Vuestros hijos han practicado la masturbación hasta que la demanda sobre el cerebro ha sido tan grande, especialmente en el caso de vuestro hijo mayor, que sus mentes han sido seriamente dañadas. El brillo de sus jóvenes intelectos está opacado. Las capacidades morales e intelectuales se han debilitado, mientras que la parte más baja de su naturaleza ha ganado ascendencia. Por esta razón vuestro hijo se aleja con hastío de lo religioso. Ha ido perdiendo su capacidad de refrenarse y cada vez tiene menos reverencia por las cosas sagradas, y menos respeto por todo lo que tiene un carácter espiritual. Habéis culpado a los que os rodean, pero no habéis descubierto la causa real. Puede decirse que vuestro hijo lleva el sello de lo satánico en vez del de lo divino. Ama el pecado y el mal antes que la verdadera bondad, pureza, y justicia. Es un cuadro deplorable. 

El efecto de tales hábitos degradantes no es el mismo en todas las mentes. Hay algunos niños que tienen las capacidades morales muy desarrolladas, quienes, al asociarse con niños que practican la masturbación, se inician en este vicio. El efecto muy frecuentemente será hacerlos melancólicos, irritables y celosos; sin embargo estos niños pueden no perder el respeto por el culto religioso, y pueden no mostrar ninguna infidelidad especial en relación con las cosas espirituales. A veces sufrirán un fuerte sentimiento de culpa, y se sentirán degradados y perderán su dignidad propia. 

Hermano y hermana, no estáis limpios delante de Dios. Habéis fracasado en cumplir vuestro deber en el hogar, en vuestra propia familia. No habéis controlado a vuestros hijos. Habéis fracasado rotundamente en conocer y hacer la voluntad de Dios, y su bendición no ha alcanzado a vuestra familia. Hermano E, usted siempre fue egoísta. Siempre tuvo mucho amor propio. Pensó que poseía buen grado de humildad, pero se ha autoengañado. Su conducta no es correcta delante de Dios. Su influencia y ejemplo no han estado de acuerdo con su profesión de fe. Usted tiene una gran tendencia a señalar los defectos de otros; encuentra que se desvían de lo correcto, pero no advierte esas mismas características en usted. 

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La hermana E se ha alejado de Dios. Su corazón no ha sido aplacado por la gracia. Su amor por el mundo y por las cosas que están en el mundo ha cerrado su corazón al amor de Dios. El amor por el vestido y la apariencia la ha mantenido alejada del bien, y la ha inducido a colocar su mente y afectos en estas cosas frívolas. El descreimiento se ha ido fortaleciendo en su corazón, y ella ha sentido cada vez menos amor por la verdad, y se ha sentido poco atraída por la sencillez de la verdadera santidad. No ha fomentado el desarrollo de los dones cristianos. No amó la humildad y la devoción. Prestó atención a los errores de los profesos devotos de la verdad, y los puso como excusa por su mundanalidad, su falta de espiritualidad, sus errores, y sus pecados. Observó el comportamiento de los que estaban conectados con los _____, y que eran los primeros en tomar las cargas de la iglesia, y contrapesó sus fracasos con los errores de ellos, diciendo que ella no era peor que ellos. Tal o cual persona de buena reputación hizo esto o aquello, y ella tenía el mismo derecho. Este y aquel no practicaban la reforma pro salud mejor que ella; compraban y comían carne, y ocupaban una elevada posición en la iglesia, entonces podía excusársela a ella, por supuesto, ante tal ejemplo, si hacía lo mismo. 

Este no es el único caso en el que detrás de las fallas de otros se ha escudado el descuido en seguir la luz que el Señor ha dado. Es vergonzoso que hombres y mujeres inteligentes no tengan ideales más altos que los de los seres humanos imperfectos. Algunos consideran la conducta de los que los rodean, no importa cuán imperfecta sea, como excusa suficiente para seguir sus pasos. Muchos seguramente serán arrastrados por la influencia de algún hermano líder. Si se aparta del consejo de Dios su ejemplo es gustosamente seguido por los no consagrados, quienes ahora se sienten libres de control. Ahora tienen una excusa sus corazones no consagrados se glorían en la oportunidad que tienen de ser complacientes con sus deseos y de acercarse a la amistad con el espíritu del mundo, donde pueden disfrutar de sus placeres y gratificar su apetito. Por lo tanto colocan en sus mesas lo que no es lo más saludable, y de lo cual han aprendido que deben abstenerse a fin de poder preservarse en un mejor estado de salud. 

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Ha habido una lucha en los corazones de algunos desde que la reforma pro salud se introdujo por primera vez. Han sentido la misma rebelión que sintieron los hijos de Israel cuando se restringieron sus apetitos en el camino de Egipto a Canaán. Los profesos seguidores de Cristo, que toda su vida han consultado su propio placer y sus propios intereses, su propia comodidad y sus propios apetitos, no están preparados para cambiar de conducta y vivir para la gloria de Dios, imitando la vida de renunciamiento de su perfecto Modelo. Se ha presentado a los cristianos un perfecto ejemplo que imitar. Las palabras y las obras de los seguidores de Cristo son el canal por medio del cual los puros principios de verdad y santidad se comunican al mundo. Sus seguidores son la sal de la tierra, la luz del mundo. 

Hermana E, usted no se da cuenta de cuántas bendiciones ha perdido al transformar las flaquezas de los demás en un bálsamo para calmar su conciencia por el descuido de sus deberes. Ha tomado a los demás como punto de referencia para juzgarse a usted misma. Las sendas torcidas y las fallas de los demás han sido su libro de texto. Pero los errores de ellos, sus locuras y pecados, no hacen que en su caso su desobediencia a Dios sea menos pecaminosa. Nos lamentamos de que los que debieran fortalecerla en sus esfuerzos para vencer su amor propio, su corazón orgulloso, su vanidad y su gusto por la aprobación de los mundanos, hayan sido sólo un obstáculo debido a que ellos mismos carecen de espiritualidad y verdadera santidad. No sabe cuánto deploramos que los que debieran ser abnegados cristianos estén tan lejos de alcanzar la meta. Los que debieran ser constantes, fructíferos en la obra de Dios, son debilitados por Satanás porque permanecen tan alejados de Dios. No logran obtener el poder de su gracia, por medio del cual podrían vencer las flaquezas de su temperamento y, al obtener señaladas victorias en Dios, mostrar a los que tienen una fe más débil el camino, la verdad, y la vida. 

Lo que nos ha causado el más grande desaliento ha sido notar que los que viven en _____, que tienen años de experiencia en la causa de Dios, han sido despojados de su fuerza por su propia infidelidad. El enemigo gana ventaja sobre ellos en prácticamente cada ataque. Dios hubiera fortalecido a estas personas, como a fieles centinelas en su puesto, para guardar su fortaleza, si hubieran andado en la luz que él les había dado y hubieran permanecido constantes en el deber, tratando de conocer y hacer toda la voluntad de Dios. Sin duda, Satanás ha de engañar a estas almas delincuentes por medio de sus mentiras y les hará creer que después de todo no están tan equivocadas. No han cometido pecados graves ni escandalosos, y seguramente están asentadas sobre la verdadera base, y Dios aceptará sus obras. No ven pecados especiales de los que tengan que arrepentirse, o que requieran una humillación especial, una confesión humilde, y una entrega del corazón. Estos se engañan en gran manera cuando, por error, equiparan la apariencia con el poder de la santidad y se vanaglorian de que son ricos y no tienen ninguna necesidad. La maldición de Meroz cae sobre ellos: “Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron al socorro de Jehová, al socorro de Jehová contra los fuertes”. Jueces 5:23.

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Hermana mía, no disculpe sus defectos porque otros estén equivocados. En el día de Dios usted no se atreverá a presentar como excusa por su descuido en formar un carácter para el cielo, el hecho de que los demás no manifestaron devoción y espiritualidad. Las mismas carencias que usted descubría en los demás estaban en usted misma. Y el hecho de que otros sean pecadores no disminuye en nada la gravedad de los pecados que usted comete. Tanto ellos como usted, si continúan en esta situación de ineptitud presente, serán separados de Cristo, y con Satanás y sus ángeles serán castigados con la destrucción eterna y separados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. 

El Señor hizo amplia provisión para usted, con el fin de que si decidiera buscarlo y seguir la luz que él está dispuesto a darle, usted no quedara a un lado de la senda. La Palabra de Dios le fue dada como lámpara a sus pies y lumbrera a su camino. Si tropieza, será porque no ha consultado su guía, la Palabra de Dios, ni ha hecho de esa preciosa Palabra la regla de su vida. Dios no le ha dado como modelo la vida de ningún ser humano, no importa cuán buena y aparentemente intachable pueda ser su vida. Si usted hace lo que hacen los demás y actúa como actúan los demás, al fin será dejada fuera de la Santa Ciudad, con una vasta multitud que ha hecho exactamente lo que usted ha hecho: seguir un ejemplo que el Señor no les dejó, y que está perdida del mismo modo que usted estará perdida. 

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Lo que los demás han hecho, o puedan hacer en el futuro, no disminuirá su responsabilidad ni su culpabilidad. Se le ha dado un ejemplo, una vida sin falta caracterizada por la abnegación y una desinteresada benevolencia. Si se aparta de este correcto y perfecto modelo, y toma uno incorrecto, el cual ha sido claramente representado en la Palabra de Dios como uno que usted debiera evitar, su comportamiento recibirá su merecida recompensa: su vida será un fracaso. 

Una de las principales razones del deterioro de la iglesia de _____ es el hecho de que se juzgan tomándose ellos mismos como medida y comparándose entre ellos. Hay muy pocos que tienen el principio vivo en el alma y que sirven a Dios con la vista fija en su gloria. Muchos en _____ no aceptarán ser salvos del modo indicado por Dios. No se tomarán el trabajo de obrar su propia salvación con temor y temblor. Esto último no lo experimentan; y antes que tomarse el trabajo de construir su experiencia a través del esfuerzo individual, han de correr el riesgo de apoyarse en los demás y confiar en su experiencia. No pueden consentir en velar y orar, en vivir para Dios y solamente para él. Es más agradable vivir obedeciendo al yo. 

La iglesia de _____ se ha descarriado en gran manera, y ellos no pueden soñar con prosperidad hasta que los que toman el nombre de Cristo pongan cuidado en apartarse de toda iniquidad, hasta que aprendan a rechazar el mal y elegir el bien. Se nos manda que velemos y oremos sin cesar; pues hay una trampa preparada en nuestro camino, y nos encontraremos con alguna maquinación de Satanás cuando y donde menos lo esperamos. Si en ese preciso momento no estamos velando en oración seremos tomados por el enemigo y estaremos completamente perdidos. 

¡Qué responsabilidad recae sobre vosotros como padres! ¡Cuán poco habéis sentido el peso de esta carga! Un corazón orgulloso, el amor a la ostentación y la complacencia del apetito han ocupado vuestras mentes. Estas cosas han ocupado el primer lugar y no habéis percibido la llegada del enemigo. Ha plantado su bandera en vuestro hogar y ha grabado su detestable imagen en los caracteres de vuestros hijos. Pero vosotros estabais tan enceguecidos por el dios de este mundo, tan sordos a las cosas espirituales y divinas, que no podíais discernir la ventaja que Satanás había ganado ni sus maniobras justamente en vuestra familia. 

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Habéis traído al mundo a hijos que no han sido consultados en cuanto a su existencia. Os habéis hecho responsables en gran medida por su felicidad futura, su bienestar eterno. Lleváis la responsabilidad, seáis conscientes de ella o no, de educar a estos hijos para Dios, de vigilar con celoso cuidado si se aproxima el artero enemigo y estar preparados para levantar un estandarte en contra de él. Construid una fortaleza de oración y fe alrededor de vuestros hijos, y ejercitad una vigilancia en ella. Nunca estáis seguros en contra de los ataques de Satanás. No tenéis tiempo para descansar del trabajo vigilante y serio. No debierais dormir ni un momento en vuestro puesto. Esta es una guerra extremadamente importante. Tiene consecuencias eternas. Es la vida o la muerte de vosotros y vuestra familia. Vuestra única seguridad es quebrantar vuestros corazones delante de Dios y buscar el reino de los cielos como niños pequeños. No podéis ser vencedores en esta lucha si continuáis por la senda que habéis transitado. No estáis cerca del reino de los cielos. 

Algunos que no profesan seguir a Cristo están más cerca del reino de Dios que muchos profesos observadores del sábado de _____. No os habéis mantenido en el amor de Cristo ni habéis enseñado el temor de Dios a vuestros hijos. No les habéis enseñado la verdad con diligencia, cuando os levantabais, cuando os sentabais, cuando salíais, y cuando entrabais. No les habéis puesto límites. Miráis a otros niños y os complacéis diciendo: “Mis hijos no son peores que ellos”. Esto puede ser cierto, pero ¿acaso el descuido de los demás en cumplir con su deber disminuye la fuerza de los requerimientos que Dios os ha impuesto como padres? El os ha dado la responsabilidad de formar a estos hijos para él, y su salvación depende en gran medida de la educación que reciban en su niñez. Nadie puede tomar esta responsabilidad; es vuestra, solamente vuestra, como padres. Podéis traer en vuestra ayuda todo auxilio posible para asistiros en esta solemne e importante obra; pero después que hayáis hecho esto, hay un poder superior a todo agente humano, que obrará con vosotros por el medio que es vuestro privilegio usar. Dios vendrá en vuestra ayuda y podéis confiar en su poder. Este poder es infinito. Los agentes humanos pueden fracasar, pero Dios puede hacerlos fructíferos al trabajar en y por medio de ellos.

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