Testimonios para la Iglesia, Vol. 3, p. 58-68, día 146

Aquellos que tienen la causa de Dios en el corazón y sienten amor por las almas preciosas por las cuales Cristo murió, no buscarán su propia comodidad o placer. Harán como Cristo hizo. Saldrán a “buscar y a salvar lo que se había perdido”. Lucas 19:10. Él dijo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Mateo 9:13.

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Si los ministros en Nueva York desean ayudar a la iglesia, no hay mejor manera de hacerlo que yendo a campos nuevos y trabajando para traer almas a la verdad. Cuando la iglesia vea que los ministros están inflamados con el espíritu de trabajo, que sienten profundamente la fuerza de la verdad, y que están tratando de traer a otros al conocimiento de la misma, esto les infundirá nueva vida y vigor a los miembros. Sus corazones se sentirán conmovidos para hacer lo que pueden a fin de ayudar en la obra. No hay un grupo de personas en el mundo que estén más dispuestas a sacrificar sus medios para promover la causa que los adventistas del séptimo día. Si los ministros no los desaniman completamente con su indolencia e ineficiencia, y con su falta de espiritualidad, generalmente responderán a cualquier apelación que pueda hacerse que parezca meritoria a su juicio y a sus conciencias. Pero desean ver fruto. Y es correcto que los hermanos de Nueva York demanden fruto de sus ministros. ¿Qué han hecho? ¿Qué están haciendo?

Los ministros en Nueva York debieran estar mucho más adelantados de lo que están. Pero no se han ocupado en esa clase de trabajo que requiere esfuerzo ferviente y fuerte oposición. Si lo hubieran hecho, se habrían sentido impulsados a acudir a sus Biblias y a la oración a fin de poder responder a sus oponentes; y al ejercitar sus talentos éstos se habrían duplicado. Hay ministros en Nueva York que han estado predicando por años, pero de quienes no puede dependerse para dar una serie de conferencias. Se han empequeñecido. No han ejercitado sus mentes estudiando la Palabra y enfrentando oposición, como para que pudieran llegar a ser fuertes en Dios. Si como fieles soldados de la cruz de Cristo, hubieran ido “fuera del campamento”, dependiendo de Dios y de sus propias energías, antes que apoyándose tan marcadamente en sus hermanos, habrían obtenido experiencia, y ahora estarían capacitados para ocuparse en la obra doquiera su ayuda fuera más necesaria. Si en términos generales los ministros en Nueva York hubieran permitido que las iglesias trabajaran por su propia cuenta, y no se hubieran interpuesto, tanto las iglesias como los ministros habrían progresado en espiritualidad y en el conocimiento de la verdad.

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Muchos de nuestros hermanos y hermanas en Nueva York han sido negligentes en cuanto a la reforma pro salud. No hay sino un número pequeño de genuinos reformadores de la salud en el estado. Los hermanos en Nueva York han recibido luz y discernimiento espiritual. Pero la verdad que ha llegado al entendimiento, la luz que ha brillado sobre el alma, que no ha sido apreciada ni estimada, testificará contra ellos en el día de Dios. Se ha dado la verdad para salvar a aquellos que crean y obedezcan. Serán condenados, no porque no tuvieran la luz, sino porque la tuvieron y no caminaron en ella. 

Dios ha provisto al hombre de abundantes medios para satisfacer el apetito natural. Ha esparcido ante él, en los productos de la tierra, una abundante variedad de alimentos agradables al paladar y nutritivos para el sistema. Nuestro bondadoso Padre celestial ha dicho que de tales alimentos podemos “comer abundantemente”. Podemos disfrutar de las frutas, los vegetales, los granos, sin hacer violencia a las leyes de nuestro ser. Estos artículos, preparados en la manera más sencilla y natural, nutrirán el cuerpo y preservarán su vigor natural sin el uso de la carne.

Dios creó al hombre un poco menor que los ángeles y le otorgó atributos que si se usan debidamente, lo harán una bendición para el mundo y harán que glorifique al Dador. Pero aunque hecho a la imagen de Dios, el hombre, por su intemperancia, ha violado los principios y la ley de Dios en su naturaleza física. La intemperancia de cualquier tipo entorpece los órganos perceptivos y debilita tanto el poder del cerebro y los nervios que no se aprecian las cosas eternas, sino que se las coloca sobre el mismo nivel que las comunes. Las facultades superiores de la mente ideadas para propósitos elevados, son puestas en cautiverio de las pasiones más bajas. Si nuestros hábitos físicos no son correctos, nuestras facultades mentales y morales no pueden ser fuertes; porque existe una gran compatibilidad entre lo físico y lo moral. El apóstol Pedro comprendió esto y levantó su voz de advertencia a sus hermanos: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. 1 Pedro 2:11.

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No hay sino poco poder moral en el profeso mundo cristiano. Se ha cedido a hábitos incorrectos y se han descuidado leyes físicas y morales, hasta que la norma general de virtud y piedad se ha vuelto excesivamente baja. Los hábitos que rebajan la norma de salud física debilitan la fuerza mental y moral. La complacencia de apetitos y pasiones antinaturales tiene una influencia dominante sobre los nervios del cerebro. Los órganos animales son fortalecidos, mientras que el aspecto moral se debilita. Es imposible que un hombre intemperante sea cristiano, porque las facultades superiores son puestas en esclavitud de las pasiones. 

Aquellos que han tenido luz sobre el tema de comer y vestir con sencillez en obediencia a las leyes físicas y morales, y que se apartan de la luz que señala su deber, rehuirán el deber en otras cosas. Si embotan sus conciencias para evitar la cruz que tendrán que llevar para estar en armonía con la ley natural, violarán los Diez Mandamientos a fin de rehuir la censura. Algunos, decididamente, no quieren soportar la cruz y menospreciar la vergüenza. Hay quienes se reirán de sus principios. La conformidad con el mundo está ganando terreno entre el pueblo de Dios, que profesan ser peregrinos y extranjeros, que esperan y velan por la aparición del Señor. Entre los profesos observadores del sábado en Nueva York hay muchos que están más firmemente aferrados a las modas y concupiscencias mundanales que a cuerpos sanos, mentes íntegras o corazones santificados. 

Dios está probando a distintos individuos en Nueva York. Ha permitido que algunos tengan un grado de prosperidad, para mostrar lo que está en sus corazones. El orgullo y el amor al mundo los han separado de Dios. Los principios de la verdad son virtualmente sacrificados, mientras que profesan amar la verdad. Los cristianos debieran despertar y actuar. Su influencia es reveladora, y moldea las opiniones y hábitos de otros. Tendrán que llevar la pesada responsabilidad de decidir por su influencia el destino de otras almas. 

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El Señor, mediante verdades precisas y directas para estos últimos días, está separando a un pueblo del mundo y purificándolo para sí. Las modas orgullosas y malsanas, el amor a la ostentación y a ser aprobados, todo debe ser dejado con el mundo si es que hemos de ser renovados en conocimiento a la imagen de Aquel que nos creó. “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:11-14.

La iglesia en _____ necesita el zarandeo. Es necesaria una conversión completa antes que puedan estar en condiciones de trabajar. El egoísmo, el orgullo, la envidia, la malicia, conjeturas malignas, calumnias, murmuraciones y chismografía han sido albergados entre ellos, hasta el punto de que el Espíritu de Dios tiene poco que ver con ellos. Mientras que algunos que profesan conocer a Dios permanezcan en su estado actual, sus oraciones son una abominación a la vista de Dios. No respaldan su fe con sus obras, y habría sido mejor para algunos que nunca hubieran profesado la verdad, antes que haber deshonrado su profesión como lo están haciendo. Aunque profesan ser siervos de Cristo, son siervos del enemigo de la justicia; y sus obras testifican de ellos que no están relacionados con Dios y que sus corazones no están en obediencia a la voluntad de Cristo. Hacen de la religión un juego de niños; actúan como niños quisquillosos.

Los hijos de Dios, en todo el mundo, son una gran fraternidad. Nuestro Salvador ha definido claramente el espíritu y los principios que debieran gobernar las acciones de aquellos que, por sus vidas consecuentes y santas, se distinguen del mundo. El amor mutuo y el amor supremo a su Padre celestial, debieran ejemplificarse en su conversación y obras. La condición actual de muchos de los hijos de Dios es como la de una familia de hijos ingratos y pendencieros.

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Hay peligro de que incluso ministros en Nueva York sean de esa clase que está siempre aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. No practican lo que aprenden. Son oidores, pero no hacedores. Estos ministros necesitan una experiencia en la verdad que los capacitará para comprender el carácter elevado de la obra.

Estamos viviendo en un tiempo sumamente solemne e importante, de la historia de esta tierra. Estamos en medio de los peligros de los últimos días. Ante nosotros hay eventos graves y temibles. Cuán necesario es que todos los que temen a Dios y aman su ley se humillen ante él, y se aflijan y lamenten, y confiesen los pecados que han separado a Dios de su pueblo. Lo que debiera despertar la mayor alarma es que no sentimos ni comprendemos nuestra condición, nuestro estado pecaminoso, y que estamos satisfechos de permanecer como somos. Debiéramos acudir a la Palabra de Dios y a la oración, buscando al Señor en forma individual y ferviente, para que podamos encontrarlo. Debiéramos hacer de esto nuestra primera ocupación.

Los miembros de la iglesia son responsables por los talentos que se les han confiado, y es imposible para los cristianos enfrentar sus responsabilidades a menos que ocupen esa elevada posición que está en armonía con las verdades sagradas que ellos profesan. La luz que brilla en nuestro sendero nos hace responsables de permitir que también brille para otros de tal manera que glorifiquen a Dios.

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Parientes en la iglesia

El progreso de la iglesia en _____ en cosas espirituales no está en proporción con la luz que ha brillado sobre su camino. Dios ha confiado talentos a cada uno para que sean mejorados prestándolos a los banqueros, para que cuando venga el Maestro pueda recibir lo suyo con ganancia. La iglesia en _____ está compuesta mayormente de material valioso, pero sus miembros no alcanzan la alta norma que es su privilegio lograr.

El capital humano de la iglesia se encuentra mayormente en las ramas de tres familias que están vinculadas por el matrimonio. Hay más talento en la iglesia, y más material para formar buenos obreros, que el que pueden emplear ventajosamente en esa localidad. La iglesia entera no está creciendo en espiritualidad. No están ubicados favorablemente para desarrollar fortaleza ejercitando los talentos que Dios les ha dado. No hay lugar para que todos trabajen. Uno se coloca en el camino del otro. Hay una falta de vigor espiritual. Si esta iglesia fuera menos una iglesia de familia, cada uno sentiría su responsabilidad individual. 

Si el talento y la influencia de varios de sus miembros se emplearan en otras iglesias, donde serían escogidos para que ayuden donde es realmente necesario, obtendrían una experiencia del más alto valor en las cosas espirituales, y al llevar de esta manera responsabilidades y cargas en la obra de Dios serían una bendición para otros. Al estar ocupados en ayudar a otros, seguirían el ejemplo de Cristo. Él no vino para ser servido, sino para servir a otros. No se agradó a sí mismo. No se asió de ninguna reputación, sino que tomó sobre sí la forma de un siervo, y pasó su vida haciendo bien. Podría haber pasado sus días en la tierra con comodidad y en abundancia, y haberse apropiado de los placeres de esta vida. Pero él no vivió para gozar; vivió para hacer el bien y para salvar a otros del sufrimiento, y nosotros hemos de seguir su ejemplo.

Si estuvieran consagrados a Dios, los hermanos I y J podrían llevar mayores responsabilidades que las que llevan. Ellos han pensado que deberían responder prontamente a cualquier pedido que se hiciera solicitando recursos materiales, y que ésta era la carga principal que tenían que llevar en la causa de Dios. Pero Dios requiere de ellos más que esto. Si hubieran educado sus mentes para hacer un estudio más crítico de la Palabra de Dios, con el fin de llegar a ser obreros en su causa, y si hubiesen trabajado para la salvación de los pecadores tan fervientemente como lo han hecho para obtener las cosas de esta vida, habrían desarrollado fuerza y sabiduría para ocuparse en la obra de Dios donde los obreros se necesitan grandemente.

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Estos hermanos, al permanecer en una comunidad familiar, están perdiendo su vigor mental y espiritual. No es el mejor plan para los hijos, que una, dos o tres familias vinculadas por matrimonios se establezcan a pocos kilómetros la una de la otra. La influencia no es buena sobre las familias. Los negocios de una son los negocios de todas. Las perplejidades y problemas que cada familia debe experimentar en mayor o menor grado y que, en la medida de lo posible, deberían conservarse dentro de los límites del círculo familiar, se extienden a las conexiones familiares y ejercen una influencia sobre las reuniones religiosas. Hay asuntos que una tercera persona no debiera conocer, por amigable y estrecha que pueda ser la relación. Debieran guardarlos los individuos y la familia [inmediata]. Pero la relación estrecha entre varias familias que están en un trato constante, tiende a dañar la dignidad que debiera mantenerse en cada familia. Al cumplir con el delicado deber de reprender y amonestar, existirá el peligro de lastimar los sentimientos, a menos que sea hecho con la máxima ternura y cuidado. Los mejores modelos de carácter están sujetos a errores y faltas, y debiera ejercerse sumo cuidado para no convertir cosas pequeñas en algo demasiado grande. 

La relación familiar y de la iglesia como existe en _____ es muy agradable para los sentimientos naturales, pero no es la mejor, si se toman en cuenta todas las cosas, para el desarrollo de caracteres cristianos simétricos. La relación estrecha y los vínculos familiares de unos con otros, aunque estén unidos en el ámbito de la iglesia, debilitan su influencia. No se preservan esa dignidad, esa alta estima, confianza y amor que hacen que una iglesia sea próspera. Todas las familias serían mucho más felices si estuvieran separadas y se visitaran ocasionalmente, su influencia mutua sería diez veces mayor. 

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Al estar unidas estas familias por el matrimonio y al mezclarse como lo hacen en su relación mutua, cada una se vuelve consciente de las faltas y errores de las otras, y se siente en la obligación de corregirlos; y debido a que estos familiares realmente se quieren, se resienten por cosas pequeñas que no notarían si no estuvieran tan estrechamente vinculados. Experimentan agudos sufrimientos mentales, porque surgen sentimientos negativos en algunos que no han sido tratados imparcialmente y con toda la consideración que merecían. A veces surgen celos mezquinos y granos de arena se convierten en montañas. Estos pequeños malentendidos y desavenencias triviales causan más severo sufrimiento mental que las pruebas que provienen de otras fuentes.

Estas cosas hacen que hombres y mujeres verdaderamente concienzudos y de intenciones nobles se vuelvan débiles para sobrellevar pruebas, y no estén desarrollando el carácter que podrían cultivar si estuvieran ubicados en un lugar diferente. Se vuelven enanos en su crecimiento mental y espiritual, lo que amenaza con destruir su utilidad. Sus trabajos e intereses se limitan mayormente a ellos mismos. Su influencia se estrecha cuando debiera ampliarse y llegar a ser más general, para que al ser colocados en una variedad de circunstancias, puedan poner en ejercicio las facultades que Dios les ha dado, de tal manera que contribuyan más a su gloria. Todas las facultades de la mente son capaces de mejorar grandemente. Las energías del alma deben despertarse y ponerse en acción para la gloria de Dios.

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Obreros para Dios

Dios necesita misioneros. Hay hombres con aptitudes en la iglesia de _____ que crecerán en capacidad y poder cuando ejerciten sus talentos en la obra y causa de Dios. Si estos hermanos se educaran ellos mismos para hacer de la causa de Dios su primer interés, y sacrificaran sus placeres e inclinaciones por causa de la verdad, la bendición de Dios descansaría sobre ellos. Estos hermanos, que aman la verdad y que por años se han gozado por la luz creciente proyectada sobre las Escrituras, debieran permitir que su luz resplandezca sobre aquellos que están en la oscuridad. Dios será para ellos sabiduría y poder, y se glorificará al trabajar con los que lo siguen enteramente y mediante ellos “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. Juan 12:26. El que tiene buena voluntad y es fiel recibirá la sabiduría y el poder de Dios. 

Los hermanos en _____ han estado dispuestos a dar de sus medios para diversas empresas, pero se han negado a darse ellos mismos. No han dicho: Heme aquí, Señor; envíame a mí. No es la fuerza de los instrumentos humanos, sino el poder y la sabiduría de Aquel que los emplea y trabaja con ellos, lo que da éxito a los hombres al llevar a cabo la obra que es preciso hacer. Al ofrecer nuestros bienes al Poseedor del cielo y de la tierra mientras rehusamos entregarnos a nosotros mismos, no podemos encontrar su aprobación ni asegurar su bendición. Los hermanos y hermanas en _____ deben establecer en sus corazones el principio de colocarlo todo, incluso ellos mismos, sobre el altar de Dios. 

En Battle Creek se necesitan hombres que puedan tomar cargas y llevar responsabilidades, y que estén dispuestos a hacerlas. Vez tras vez se ha extendido el ruego, pero apenas si ha habido alguna respuesta. Algunos habrían contestado al pedido si sus intereses mundanales hubieran sido promovidos al hacerlo. Pero como no había perspectivas de aumentar sus recursos viniendo a Battle Creek, no podían ver que era su deber hacerlo. “El obedecer es mejor que los sacrificios”. 1 Samuel 15:22. Y sin obediencia y amor desinteresado, las ofrendas más ricas son demasiado mezquinas para ser presentadas al Poseedor de todas las cosas.

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Dios llama a los hermanos y hermanas de _____ para que se levanten y vengan en ayuda del Señor contra los poderosos. La razón por la que hay tan poca fuerza entre los que profesan la verdad es que no ejercitan la capacidad que Dios les ha dado. Muchos han envuelto su talento en un pañuelo y lo han ocultado en la tierra. Los talentos se aumentan al usarlos. Dios examinará y pondrá a prueba a su pueblo.

El hermano y la hermana I han llevado cargas fielmente en la causa de Dios, y ahora sus hijos no debieran retraerse y dejar que las cargas sigan descansando tan pesadamente sobre ellos. Es hora de que las facultades mentales más frescas de los hijos se ejerciten y que trabajen en forma más especial en la viña del Maestro.

Algunos de los hermanos y hermanas en Nueva York han sentido la inquietud de que se anime al hermano y la hermana K, especialmente a la hermana K, a trabajar en las iglesias. Pero éste no es el lugar propicio para que ellos demuestren su capacidad. Si Dios ciertamente ha colocado sobre ellos la carga del trabajo, no es [para que trabajen] para las iglesias; porque generalmente éstas están más adelantadas que ellos. Hay un mundo ante el hermano y la hermana K, un mundo que yace en la maldad. Su campo de labor es amplio. Tienen abundancia de espacio para ensayar sus dones y probar su vocación sin entrar en las labores de otras personas ni edificar sobre un fundamento que no han colocado. El hermano y la hermana K han sido muy lentos en obtener una experiencia en materia de abnegación. Las iglesias los aventajan en cuanto a la negación del apetito. Por lo tanto no pueden ser de beneficio para las iglesias en este respecto; más bien son un obstáculo. 

El hermano K no ha sido una bendición para la iglesia en _____, sino una gran carga. Él ha sido un obstáculo directo para su progreso. No ha estado en condición de ayudar cuando y donde más necesitaban ayuda. No ha representado correctamente nuestra fe; su conversación y su vida no han mostrado santidad. Se ha quedado muy atrasado, y no ha estado listo ni dispuesto para discernir las sugerencias de la providencia divina. Fue un obstáculo para los pecadores; no ha estado en una posición tal que su influencia recomiende nuestra fe a los incrédulos.

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Su ejemplo ha sido un obstáculo para la iglesia y para sus vecinos no creyentes. Si el Hermano K hubiera estado totalmente consagrado a Dios, sus obras habrían sido fructíferas y habrían producido mucho bien. Pero lo que distingue en forma más especial al pueblo de Dios de los cuerpos religiosos populares no es sólo su profesión, sino sus caracteres ejemplares y el principio del amor desinteresado. La influencia poderosa y purificadora del Espíritu de Dios sobre el corazón, llevada a cabo mediante palabras y obras, los separa del mundo y los señala como el pueblo peculiar de Dios. El carácter y la disposición de los seguidores de Cristo serán como los de su Maestro. Él es el modelo, el ejemplo santo y perfecto dado a los cristianos para que lo imiten. Sus verdaderos seguidores amarán a sus hermanos y estarán en armonía con ellos. Amarán a sus vecinos como Cristo les ha dado el ejemplo y harán cualquier sacrificio si por ello pueden persuadir a las almas a que dejen sus pecados y se conviertan a la verdad. 

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