Testimonios para la Iglesia, Vol. 4, p. 572-581, día 256

Los administradores del sanatorio deben también llegar a la conclusión de que jamás serán capaces de satisfacer esa clase de mentes que sólo encuentra la felicidad en algo nuevo y excitante. Para muchas personas esta ha sido su dieta intelectual durante toda su vida; así como hay dispépticos físicos, también hay dispépticos mentales. Para muchos, sus enfermedades son del alma antes que del cuerpo y no encontrarán alivio a menos que se acerquen a Cristo, la abundante fuente de vida. Entonces dejarán de quejarse de tristeza, soledad o insatisfacción. Las alegrías darán vigor a la mente y salud y energía vital al cuerpo. 

Si los médicos y los empleados se engañan queriendo encontrar la panacea para las múltiples enfermedades de sus pacientes aportándoles una gran cantidad de diversiones parecidas a las que los han acompañado durante toda la vida, fracasarán. No permitáis que esos entretenimientos ocupen el lugar que le corresponde a la Fuente viva. El alma hambrienta y sedienta seguirá padeciendo hambre y sed mientras participe de esos placeres insatisfactorios. Pero los que beben del agua viva no pasarán más sed de diversiones excitantes, sensuales y frívolas. Los principios ennoblecedores de la religión fortalecerán las facultades mentales y destruirán el gusto por tales placeres. La carga del pecado, con su agitación y sus deseos insatisfechos, es la base misma de una gran cantidad de enfermedades que sufren los pecadores. Cristo es el poderoso sanador del alma enferma de pecado. Esos pobres afligidos necesitan un conocimiento claro de Aquel cuyo correcto conocimiento es vida eterna. Es preciso que se les enseñe con paciencia y amabilidad, así como con sinceridad, a abrir de par en par las ventanas del alma y permitir que la luz del sol del amor de Dios entre e ilumine las estancias oscurecidas de la mente. Las maravillas de la naturaleza pueden llevar al corazón las más elevadas verdades espirituales. Los pájaros, las flores del campo, de belleza deslumbrante, la germinación de las semillas, los sarmientos llenos de fruto de la parra, los árboles rompiendo las tiernas yemas, la gloriosa puesta de sol, las nubes rojizas que predicen una bella mañana, el ciclo de las estaciones, todas estas cosas pueden enseñarlos preciosas lecciones de confianza y fe. Éste es un fértil campo en que nutrir la imaginación. La mente inteligente puede contemplar con la máxima satisfacción esas lecciones de verdad divina que el Redentor del mundo ha asociado a las maravillas de la naturaleza.

-573-

Cristo reprendió duramente a los hombres de su época porque no habían aprendido de la naturaleza las lecciones espirituales. Todas los elementos de la naturaleza, animados o inanimados, expresan al hombre el conocimiento de Dios. La misma mente divina que obra en estos elementos habla a las mentes y los corazones de los hombres y crea un deseo inexpresable de algo que no tienen. Las cosas del mundo no pueden satisfacer sus ansias. Este mensaje es para todas esas almas sedientas: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: ‘Ven’. Y el que oye, diga: ‘Ven’. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apocalipsis 22:17. 

El Espíritu de Dios constantemente conmueve la mente de los hombres para que busquen aquellos elementos que son los únicos que pueden dar paz y reposo, los gozos del cielo más elevados y santos. Cristo, el señor de la vida y la gloria, dio su vida para redimir al hombre del poder de Satanás. Nuestro Salvador obra constantemente, valiéndose de influencias visibles e invisibles, para alejar las mentes de los hombres de los placeres fatuos de esta vida y atraerlas al tesoro inapreciable que puede ser suyo en el futuro inmortal.

Dios quiere que su pueblo, de palabra y acción, declare al mundo que ninguna atracción terrena o posesión mundana tiene valor suficiente para compensar la pérdida de la herencia celestial. Los que son verdaderos hijos de la luz y del día no son vanos ni frívolos en la conversación, en el vestir o en la conducta, sino que son sobrios, contemplativos y ejercen una influencia constante para atraer las almas al Redentor. El amor de Cristo, reflejado desde la cruz, intercede en favor del pecador, atrayéndolo con cuerdas de amor infinito a la paz y la felicidad que se encuentran en el Salvador. Dios ordena a todos sus seguidores que den testimonio vivo, con el lenguaje inequívoco de su conducta, su vestido y su conversación, en todos los objetivos de la vida, de que el poder de la verdadera piedad es beneficioso para todo en esta vida y la vida venidera y es lo único que puede satisfacer el alma de quien lo recibe. 

-574-

La gloria de Dios se muestra en la obra de sus manos. La mente se fortalecerá buscando los misterios que hay en ella. Las mentes que se han divertido y debilitado leyendo ficciones pueden encontrar un libro abierto en la naturaleza y leer la verdad en las obras de Dios que los rodean. Todos pueden encontrar temas de estudio en la sencilla hoja de un árbol del bosque, los brotes de hierba que cubren la tierra con una alfombra de terciopelo verde, las plantas y las flores, los grandes árboles del bosque, las altas montañas, las rocas de granito, el cambiante océano, las preciosas gemas de luz que salpican del cielo y adornan la noche, las inagotables riquezas de la luz del sol, la solemne gloria de la luna, el frío del invierno, el calor del verano, las estaciones cambiantes y cíclicas en perfecto orden y armonía, controladas por un poder infinito, son temas que suscitan un pensamiento profundo y refuerzan la imaginación. 

Si los frívolos y amantes del placer permitiesen que sus mentes se entretuvieran en lo que es real y verdadero, el corazón no podría hacer otra cosa que llenarse de reverencia y adorarían al Dios de la naturaleza. La contemplación y el estudio del carácter de Dios tal como se revela en su obra creada abre un campo de pensamiento que alejará la mente de las diversiones bajas, degradantes y enervantes. En este mundo sólo podemos iniciar a aprender el conocimiento de las obras y los caminos de Dios. El estudio durará toda la eternidad. Dios ha previsto para el hombre temas de reflexión que activarán todas las facultades de la mente. Podemos leer el carácter del Creador en el cielo y en la tierra y llenar de gratitud el corazón. Cada nervio y sentido responderá a la expresión del amor de Dios en sus maravillosas obras. Satanás inventa artimañas terrenales para que la mente carnal se centre en cosas que no pueden elevar, refinar y ennoblecer. De esa manera, sus poderes se empequeñecen y paralizan y los hombres y las mujeres que podrían alcanzar la perfección de carácter se vuelven estrechos, débiles y defectuosos. Dios estableció que el sanatorio se levantara como un faro que advierte y reprende. De ese modo probaría al mundo que una institución como un asilo para enfermos dirigida según principios religiosos podría sostenerse sin sacrificar su carácter peculiar y santo; podría mantenerse libre de las características objetables que se encuentran en otras instituciones del mismo tipo. Tenía que ser un instrumento en su mano para esparcir grandes reformas. Era preciso corregir los malos hábitos de vida, elevar la moral, cambiar el gusto y reformar el vestido. 

-575-

El estilo de vestido a la moda e insano atrae sobre el cuerpo todo tipo de enfermedades. Es preciso que se ponga de manifiesto que, antes de que el tratamiento tenga efecto, se deberá dar una reforma. Se ha consentido la permanencia de apetitos pervertidos hasta el punto que la enfermedad era el único resultado posible. Las facultades y los órganos atrofiados y paralizados no se pueden fortalecer y vigorizar sin reformas decididas. Si todos los que están relacionados con el sanatorio no son, en todos los aspectos, correctos representantes de las verdades de la reforma pro salud, precisan una reforma decidida para ser lo que debieran; de lo contrario, deberán ser separados de la institución. 

La mente de muchos se encuentra en un nivel tan bajo que Dios no puede trabajar por o con ellos. La corriente de pensamiento debe cambiar, la sensibilidad moral debe despertar y sentir las exigencias de Dios. El todo de la religión es reconocer continuamente, con las palabras, el vestido y el comportamiento, nuestra relación con Dios. La humildad debe tomar el lugar del orgullo; la sobriedad, el de la liviandad; y la devoción, el de la irreligiosidad y la indiferencia despreocupada. 

Los que han gozado de muchos años de experiencia en la causa de Dios deberían, más que los otros, dar el uso más elevado a los talentos que su Señor les ha confiado. Sin embargo, el ejemplo de algunos se ha inclinado demasiado hacia la conformidad con el mundo en lugar de mantener distinto y separado el carácter del pueblo especial de Dios. Su influencia ha favorecido la indulgencia en lugar de la negación de los apetitos y la inclinación a vestirse según el modelo mundano. Todo esto está en franca oposición a la obra que Dios y los ángeles desean hacer por nosotros como pueblo para sacarnos, separarnos y distinguirnos del mundo. Debemos santificarnos como pueblo y buscar la fuerza de Dios para suplir las necesidades de este tiempo. Cuando la iniquidad domina el mundo, el pueblo de Dios debe buscar una unión más estrecha con el cielo. La marea de maldad moral viene sobre nosotros con tal poder que la corriente hará que perdamos el equilibrio y seamos barridos, a menos que nuestros pies estén firmemente anclados en la Roca que es Cristo Jesús. 

-576-

La prosperidad el sanatorio no depende sólo de la inteligencia y los conocimientos de sus médicos, sino del favor de Dios. Si su dirección es tal que Dios puede bendecirla, tendrá un gran éxito y aventajará a cualquier otra institución parecida del mundo. Hemos recibido una gran luz, muchos conocimientos y privilegios superiores. La condena será de acuerdo con la luz que se nos ha dado, que permanece desaprovechada y, por lo tanto, no es esparcida sobre otros. 

La mente de algunos se ha adentrado en la vía de la incredulidad. Esas personas creen que hay razones para dudar de la palabra y la obra de Dios porque la conducta de algunos que profesan ser cristianos les parece cuestionable. ¿Es razón para que tambaleen los cimientos? No. No debemos hacer que la conducta de otros sea la base de nuestra fe. Debemos imitar a Cristo, el Modelo perfecto. Si alguno permite que su unión con él se debilite por causa de los defectos que se ven en los caracteres de los que profesan la verdad, siempre se encontrará sobre arenas movedizas. Debe dirigir sus ojos al Autor y Sustentador de la fe; debe fortalecer el alma con la promesa del gran apóstol: “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: ‘Conoce el Señor a los que son suyos’”. 2 Timoteo 2:19. No podemos engañar a Dios. Lee correctamente el carácter. Conoce los motivos. Nada escapa al ojo que todo lo ve; los pensamientos, las intenciones y los propósitos del corazón. Lo discierne todo. 

No hay excusa para la duda o el escepticismo. Dios ha hecho amplia provisión para fortalecer la fe de todos los hombres, si quieren decidir por el peso de las evidencias. Pero si antes de creer, esperan que cada objeción aparente sea eliminada, nunca se fortalecerán, arraigarán ni afirmarán en la verdad. Dios no eliminará nunca todas las aparentes dificultades de nuestra senda. Los que deseen dudar, podrán hallar oportunidad para ello; los que deseen creer, tendrán suficientes evidencias en las cuales basar su fe. La actitud de algunos es inexplicable, aun para ellos mismos. Van a la deriva, sin anclas, debatiéndose en la niebla de la incertidumbre. Pronto se apodera Satanás del timón, y lleva su frágil embarcación doquiera le place. Pasan a estar sujetos a su voluntad. Si estos espíritus no hubiesen escuchado a Satanás, no habrían sido engañados por sus sofismas; si se hubiesen inclinado del lado de Dios, no habrían quedado confundidos y aturdidos.

-577-

Dios y los ángeles observan con intenso interés el desarrollo del carácter y pesan el valor moral. Los que resisten las maquinaciones de Satanás saldrán como oro probado en el fuego. Los que son arrebatados por las olas de la tentación se imaginan, como Eva, que se vuelven maravillosamente sabios, que superan su ignorancia y estrecha conciencia; pero, como ella, descubrirán que se han engañado lamentablemente. Han estado persiguiendo sombras, trocando la sabiduría celestial por el frágil juicio humano. Un poco de conocimiento los ha engreído. Un conocimiento más profundo y cabal de sí mismos y de Dios los volvería cuerdos y sensatos, y los colocaría de parte de la verdad, de los ángeles y de Dios. 

La Palabra de Dios nos juzgará a cada uno de nosotros en el último gran día. Los jóvenes hablan de la ciencia, y son más sabios de lo que está escrito; procuran explicar los caminos y las obras de Dios de acuerdo con su comprensión finita; pero todo eso concluye en un miserable fracaso. La verdadera ciencia y la inspiración están en perfecta armonía. La falsa ciencia es algo independiente de Dios. Es ignorancia presuntuosa. Este poder engañador ha cautivado y esclavizado las mentes de muchos que han preferido las tinieblas a la luz. Se han puesto del lado de la incredulidad, como si dudar fuese una virtud e indicio de una mente abierta, cuando en realidad revela un intelecto demasiado débil y estrecho para percibir a Dios en sus obras creadas. No podrían sondear el misterio de su Providencia aunque lo estudiasen con toda su fuerza durante toda la vida. Y debido a que las obras de Dios no pueden ser explicadas por las mentes finitas, Satanás los somete a sus sofismas y los enreda en las redes de la incredulidad. Si éstos que dudan quieren relacionarse estrechamente con Dios, él les aclarará sus propósitos. 

Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente. La mente carnal no puede comprender estos misterios. Si aquellos que dudan continúan siguiendo al gran engañador, las impresiones y convicciones del Espíritu de Dios irán disminuyendo y se harán más frecuentes las incitaciones de Satanás, hasta que la mente se someta plenamente a su dominio. Entonces el poder de Dios será aquello que estas mentes aturdidas consideran como insensatez, y lo que Dios considera como insensatez será para ellos la fuerza de la sabiduría. 

-578-

Uno de los grandes males que han acompañado a la búsqueda de conocimiento y las investigaciones de la ciencia, es que los que se dedican a tales cosas pierden de vista con demasiada frecuencia el carácter divino de la religión pura y sin adulteración. Los sabios según el mundo han intentado explicar mediante principios científicos la influencia del Espíritu de Dios sobre el corazón. El menor progreso en esta dirección llevará al alma a los laberintos del escepticismo. La religión de la Biblia es simplemente el misterio de la piedad; ninguna mente humana puede comprenderlo plenamente, y es completamente incomprensible para el corazón no regenerado. 

El Hijo de Dios comparó la obra del Espíritu Santo con el viento, que “sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va”. Juan 3:8. Leemos además en el relato sagrado que el Redentor del mundo se regocijó en espíritu y dijo: “Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños”. Lucas 10:21. 

El Salvador se regocijó de que el plan de salvación fuera de tal naturaleza que los que son sabios en su propia estima, aquellos que están, engreídos por las enseñanzas de la vana filosofía, no pueden ver la belleza, el poder y el misterio oculto del Evangelio. Pero a todos los humildes de corazón, aquellos que tienen un deseo sincero e inocente de recibir enseñanzas y conocer y hacer la voluntad de su Padre celestial, se les revela su Palabra como el poder de Dios para su salvación. La obra del Espíritu Santo no tiene importancia para el hombre que no ha sido renovado. El apóstol Pablo dice: “Esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2 Corintios 4:4. 

-579-

El éxito del sanatorio depende de que mantenga la sencillez de la santidad y que descarte las locuras del mundo en la comida, la bebida, el vestido y los entretenimientos. Todos sus principios deben tender a la reforma. Que no se invente nada para satisfacer las necesidades del alma que pueda usurpar el lugar y el tiempo exigido por Cristo y su servicio, porque esto destruirá el poder de la institución como instrumento de Dios para convertir a las pobres almas afligidas por el pecado, quienes, ignorando la senda de la vida y la paz, han buscado la felicidad en el orgullo y en la vana necedad. 

“Apoyando un propósito fiel” debiera ser la posición de todos los que se relacionan con el sanatorio. Sin embargo, será necesario que nadie presente con insistencia nuestra fe a los pacientes, ni se dedique a discusiones religiosas con ellos. Pero nuestras revistas y publicaciones, cuidadosamente elegidas, debieran estar a la vista casi en todas partes. Debe predominar el elemento religioso. Este ha sido y siempre será el poder de esa institución. Que nuestro sanatorio no sea pervertido para servir a la mundanalidad y la moda. En nuestro país hay un número suficiente de instituciones de la salud que se parecen más a un hotel que a un lugar donde los enfermos y los dolientes pueden obtener alivio para las enfermedades del cuerpo, y donde el alma afligida por el pecado puede encontrar esa paz y reposo en Jesús que no se encuentra en ninguna otra parte. Que los principios religiosos reciban un lugar prominente y se mantengan allí; descártense el orgullo y la popularidad; en todas partes deben verse la sencillez y la sinceridad, la bondad y la fidelidad; entonces el sanatorio será lo que Dios se proponía que fuera; y así el Señor lo favorecerá. 

-580-

La influencia de las compañías

En nuestras instituciones, donde muchos trabajan juntos, la influencia de las compañías es muy grande. Es natural buscar compañía. Cada uno hallará compañeros o los hará. Y la intensidad de la amistad determinará la influencia que los amigos ejerzan unos sobre otros, para bien o para mal. Todos tendrán amistades, influirán en ellas y recibirán su influencia.

Es misterioso el vínculo que une los corazones humanos de manera que los sentimientos, los gustos y los principios de dos personas quedan íntimamente fusionados. El uno recibe el espíritu del otro y copia sus modales y actos. Como la cera conserva la figura del sello, así la mente retiene la impresión producida por el trato y la asociación con otros. La influencia puede ser inconsciente, mas no por eso es menos poderosa.

Si se pudiese persuadir a los jóvenes para que se asociaran con los puros, reflexivos y amables, el efecto sería muy saludable. Si eligen compañeros que temen al Señor, su influencia los conducirá a la verdad, al deber y a la santidad. Una vida verdaderamente cristiana es un poder para el bien. Pero, por otro lado, los que se asocian con hombres y mujeres de moral dudosa, de costumbres y principios malos, no tardarán en andar por la misma senda. El impulso de las tendencias del corazón natural es hacia abajo. El que se asocia con los escépticos no tardará en llegar a ser escéptico; el que elija la compañía de los viles, con toda seguridad será vil. Andar en el consejo de los impíos es el primer paso en la senda que conduce al camino de los pecadores y a sentarse con los escarnecedores. 

Aquellos que quieran adquirir un carácter íntegro deben elegir como compañía a quienes sean de inclinación seria, reflexiva y religiosa. Los que han contado el costo, y desean edificar para la eternidad, deben poner buen material en su edificación. Si aceptan maderas podridas, si se conforman con deficiencias de carácter, el edificio quedará condenado a la ruina. Presten todos atención a cómo edifican. La tempestad de la tentación lanzará sus embates contra el edificio, y a menos que éste se halle firme y fielmente construído, no resistirá la prueba.

-581-

Un buen nombre es más precioso que el oro. Existe en los jóvenes la inclinación a asociarse con los que son de mentalidad y moral inferior. ¿Qué felicidad verdadera puede esperar una persona joven de una relación voluntaria con personas que tienen una norma baja para sus pensamientos, sus sentimientos y su conducta? Hay personas de gustos envilecidos y costumbres depravadas, y todos los que elijan tales compañeros seguirán su ejemplo. Vivimos en tiempos peligrosos que deben infundir temor en todos los corazones. Vemos que la mente de muchos se pierde en los enredos del escepticismo. Las causas de esto son la ignorancia y el orgullo y un carácter deficiente. La humildad es una lección difícil de aprender para el hombre caído. Hay en el corazón humano algo que se opone a la verdad revelada que se refiere a Dios y los pecadores, a la transgresión de la ley divina y al perdón por medio de Cristo. 

Hermanos y hermanas, ancianos y jóvenes, cuando tengáis un momento libre, abrid la Biblia y atesorad en la mente sus preciosas verdades. Cuando estéis trabajando, custodiad vuestra mente, mantenedla firme en Dios, hablad menos y meditad más. Recordad que “de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio”. Mateo 12:36. Sean vuestras palabras selectas; esto cerrará una puerta contra el adversario de las almas. Empezad el día con oración; trabajad como a la vista de Dios. Sus ángeles están siempre a vuestro lado, anotando vuestras palabras, vuestra conducta y la manera en que hacéis vuestro trabajo. Si os apartáis del buen consejo y elegís como compañeros a aquellos de quienes podéis con razón sospechar que no tienen inclinación religiosa, aunque profesen ser cristianos, no tardaréis en llegar a ser como ellos. Os ponéis en el camino de la tentación, en el campo de batalla de Satanás, y a menos que estéis constantemente guardados seréis vencidos por sus designios. Hay personas que durante cierto tiempo profesaron la religión; y sin embargo, estaban realmente apartadas de Dios y son insensibles a la voz de la conciencia. Son vanas y triviales, su conversación es de baja índole. El galanteo y el casamiento ocupan su mente, excluyendo los pensamientos más nobles y superiores. 

Las compañías elegidas por los obreros determinan su destino para este mundo y para el venidero. Algunos que eran una vez concienzudos y fieles han cambiado tristemente; se han separado de Dios y Satanás los ha inducido a ponerse de su lado. Son ahora irreligiosos e irreverentes, y ejercen su influencia sobre otros que se dejan amoldar fácilmente. Las malas compañías deterioran el carácter; minan los buenos principios. “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se allega a los necios, será quebrantado”. Proverbios 13:20. 

Posted in

admin