Testimonios para la Iglesia, Vol. 5, p. 509-517, día 317

Se producirán algunas terribles caídas entre aquellos que piensan estar firmes porque tienen la verdad; pero no la tienen como es en Jesús. Un momento de descuido puede sumir un alma en una ruina irreparable. Un pecado conduce a otro, y el segundo prepara el camino para el tercero, y así sucesivamente. Como fieles mensajeros de Dios, debemos interceder con él constantemente para ser guardados por su poder. Si nos desviamos una sola pulgada del deber, estamos en peligro de seguir en una conducta de pecado que terminará en la perdición. Hay esperanza para cada uno de nosotros, pero únicamente de una manera, a saber, vinculándonos con Cristo, y ejercitando toda energía para alcanzar la perfección de su carácter. 

La religión que hace del pecado un asunto liviano, espaciándose en el amor de Dios hacia el pecador sin tener en cuenta sus acciones, sólo consigue estimular al pecador a creer que Dios le recibirá aunque continúe haciendo lo que sabe que es pecado. Esto es lo que están haciendo algunos que profesan creer la verdad presente. Mantienen la verdad apartada de la vida, y ésta es la razón por la cual no tiene poder para convencer y convertir el alma. 

Dios me ha mostrado que la verdad tal como es en Jesús no ha penetrado nunca en la vida de algunos en California. No tienen la religión de la Biblia. Nunca han sido convertidos. Y a menos que su corazón sea santificado por la verdad que han aceptado, serán atados con la cizaña porque no llevan racimos de precioso fruto para demostrar que son pámpanos de la vid viviente. 

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“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Isaías 55:6, 7. La vida de muchos demuestra que no tienen relación viva con Dios. Se dejan arrastrar por la corriente del mundo. No tienen, en realidad, parte ni suerte con Cristo. Aman las diversiones, y están llenos de ideas, planes, esperanzas y ambiciones egoístas. Sirven al enemigo pretendiendo seguir a Dios. Están sirviendo a un amo y prefieren esa servidumbre, haciéndose esclavos voluntarios de Satanás. 

La falsa idea que muchos conservan, de que es perjudicial imponer restricciones a los niños, está arruinando a miles y millares. Satanás se posesionará seguramente de los niños si no estamos en guardia. No estimulemos su asociación con los impíos. Apartémoslos. Salgamos de entre los tales nosotros mismos, y demostrémosles que estamos de parte del Señor.

¿No querrán aquellos que aseveran ser hijos del Altísimo, elevar la norma, no simplemente mientras están reunidos en congregación, sino todo el tiempo? ¿No estaréis de parte del Señor y le serviréis con pleno propósito de corazón? Si hacéis como hicieron los hijos de Israel, abandonando los expresos requerimientos de Dios, recibiréis seguramente sus juicios; pero si apartáis el pecado y ejercitáis una fe viva, obtendréis las más ricas bendiciones del Señor. 

Basilea, Suiza, lo de marzo de 1887

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“Vuestro culto racional”

“Os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto”. Romanos 12:1. 

En el tiempo del antiguo Israel, los sacerdotes examinaban con ojo crítico toda ofrenda que era traída como sacrificio. Si descubrían algún defecto, rechazaban el animal; porque el Señor había ordenado que la ofrenda fuese “sin defecto”. Hemos de presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo a Dios; y ¿no debemos tratar de hacer la ofrenda tan perfecta como sea posible? Dios nos ha dado todas las instrucciones necesarias para nuestro bienestar físico, mental y moral; y a cada uno le incumbe el deber de poner los hábitos de su vida en conformidad con la norma divina en todo particular. ¿Agradará al Señor cualquier cosa que sea menos que lo mejor que podemos ofrecer? “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón”. Lucas 10:27. Si le amamos de todo corazón, desearemos darle el mejor servicio de nuestra vida, y trataremos de poner toda facultad de nuestro ser en armonía con las leyes que hayan de favorecer nuestra capacidad de hacer su voluntad. 

Toda facultad de nuestro ser nos fue dada para que pudiésemos prestar servicio aceptable a nuestro Hacedor. Cuando, por medio del pecado, pervertimos los dones de Dios, y vendimos nuestros poderes al príncipe de las tinieblas, Cristo pagó un rescate por nosotros, a saber su propia preciosa sangre. “Por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, mas para aquel que murió y resucitó por ellos”. 2 Corintios 5:15. No hemos de seguir las costumbres del mundo. “Y no os conforméis a este siglo; mas conformaos por la renovación de vuestro entendimiento”. Romanos 12:2. 

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Influencias mundanales

Estimada hermana G,Mi corazón se siente atraído hacia usted con amor y simpatía. El presente estado de cosas en el seno de su familia es el resultado seguro de haber seguido sus ideas equivocadas, y todavía el asunto no termina. No se ha dado cuenta usted del peligro que hay al asociarse tan libremente con sus familiares. Ellos han ejercido una influencia mucho mayor sobre usted y sus seres queridos que la que usted ha ejercido sobre ellos. El hecho de que son sus parientes no hace de ellos un tropiezo menor para su bienestar espiritual, ni a ellos menos transgresores de la santa ley de Dios. El proceder de ellos es totalmente ofensivo para Dios, lo mismo el de todos los que rechazan la luz y la verdad, y que no escuchan ninguna evidencia en favor de ella. Se han creado impresiones dañinas en su mente, las cuales han afectado su conducta. Dios ha hecho todas las provisiones necesarias para poner la salvación a su alcance, pero no las impondrá sobre usted en contra de su voluntad. El ha declarado en su Palabra cuáles son las condiciones y debemos, con diligencia, interés, mente y corazón ocuparnos en conocer estas condiciones, antes de que cometamos algún error y no logremos asegurarnos nuestro derecho a las mansiones celestiales. 

No podemos servir a Dios y al mundo al mismo tiempo. No debemos concentrar nuestros afectos en los familiares mundanos, que no tienen ningún deseo de conocer la verdad. Al asociarnos con ellos, podemos en toda forma procurar que nuestra luz brille; pero nuestras palabras, nuestro comportamiento, nuestras costumbres y prácticas, no deben ser amoldados en ningún sentido por sus ideas y hábitos. Debemos manifestar la verdad en todas nuestras relaciones con ellos. Si no podemos hacerlo, mientras menos nos asociemos con ellos, mejor será para nuestra espiritualidad. Si nos colocamos entre asociados cuya influencia tiende a volvernos olvidadizos de las elevadas exigencias que Dios nos impone, invitamos la tentación y nos volvemos demasiado débiles para resistirla. Llegamos a participar del espíritu de nuestros compañeros, a estimar sus ideas, y a colocar las cosas sagradas y eternas en un nivel más bajo que las ideas de nuestros amigos. En breve, experimentamos la acción de la levadura del mal, tal como el enemigo de toda justicia se había propuesto que fuese.

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Los jóvenes, si son colocados bajo esta influencia, resultan más afectados por ella que los que son mayores. Todo deja una impresión en sus mentes: los rostros que contemplan, las voces que escuchan, los lugares que visitan, las amistades que tienen y los libros que leen. Es imposible sobreestimar la importancia para este mundo y el venidero de la compañía que escogemos, y más especialmente, para nuestros hijos. 

Los primeros años de vida son más importantes que cualquier otro período. Habrá progreso decidido ya sea en una dirección correcta o en otra equivocada. Por un lado, puede haber toda clase de logros frívolos; por otro lado se puede obtener toda suerte de conocimientos valiosos para la vida práctica, como conocer a Dios y aprender a fortalecer cada facultad que él nos ha encomendado. Lo más importante de todo, lo más esencial para nuestro bienestar presente y futuro, es el conocimiento de la verdad divina según ha sido revelada en la Palabra de Dios.

Estamos viviendo en un tiempo cuando todo lo que es falso y superficial se pone por encima de lo que es verdadero, natural y perdurable. La mente tiene que mantenerse libre de todo lo que pueda desviarla por una dirección equivocada. No debe recargarse con historietas baladíes que no ayudan a fortalecer las facultades mentales. Los pensamientos serán de la misma naturaleza que el alimento que le proveamos a la mente. El tiempo que se dedica a las cosas innecesarias y no importantes, se podría emplear mejor en la contemplación de los maravillosos misterios del plan de salvación, y en dedicar todas las facultades que Dios nos ha dado al conocimiento de los caminos del Señor, de manera que nuestros pies no tropiecen contra la montaña oscura de la incredulidad, ni se aparten del camino de la santidad que fue preparado por medio de un sacrificio infinito, para que los redimidos del Señor transiten por él. El poder del intelecto, el considerable conocimiento que se gane, son adquisiciones que el oro de Ofir no podría comprar. Son más preciosos que el oro y la plata. Los jóvenes no suelen escoger este tipo de educación. Ellos imponen sus deseos, sus gustos y aversiones, sus preferencias e inclinaciones; pero si los padres poseen ideas correctas en cuanto a Dios, la verdad, las influencias y amistades que debieran rodear a sus hijos, sentirán la responsabilidad que Dios les ha dado para conducir con firmeza a los jóvenes inexpertos por el camino correcto, sabiendo que lo que siembran, eso también segarán. 

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Si mi voz pudiera ser oída por todos los padres a través del país, los amonestaría a que no cedan a los deseos de sus hijos cuando se trata de escoger compañeros y amigos. Poco se dan cuenta los padres de que las impresiones nocivas son recibidas con mayor presteza por la juventud que las impresiones divinas; por lo tanto, sus amistades debieran ser las más favorables para el crecimiento en la gracia y para que la verdad revelada en la Palabra de Dios se afiance en el corazón. Si los muchachos están con aquellos cuya conversación gira en torno a los asuntos terrenales sin importancia, sus mentes se inclinarán hacia el mismo nivel. Si oyen que se denigran y rebajan los principios de la religión, si se expresan sutiles objeciones a la verdad al alcance de sus oídos, estas cosas se fijarán en sus mentes y amoldarán su carácter. Si sus mentes están llenas de cuentos, sean verdaderos o ficticios, no habrá lugar para la información útil y científica en que debieran ocuparse. ¡Cuánto estrago ha hecho en las mentes este apego a la lectura liviana! ¡Cómo ha destruido los principios de la sinceridad y de la verdadera santidad, que forman el fundamento de un carácter equilibrado! Es así como un veneno de acción lenta, al ser ingerido, tarde o temprano manifiesta su amargo efecto. Cuando se implanta una mala impresión en la mente del joven, se hace una marca, no sobre la arena, sino sobre la piedra perdurable. 

Las amistades de sus hijos son de tal naturaleza que los apartarán de toda influencia que pudiera contrarrestar o deshacerles los hábitos que destruyen su salud. Ellos se impacientan si no se les permite hacer lo que quieren. Los consejos de personas cristianas no son de su agrado. Están transitando por el camino que los llevará a la ruina, y cualquier influencia que procure conducirlos en una dirección opuesta despierta en sus corazones los peores impulsos. Son criaturas de las circunstancias. La formación de estos lazos tempranos que son desfavorables a las impresiones religiosas haejercido una influencia poderosa y dominante sobre ellos en todos sus pasos subsiguientes. Hay que colocar a los jóvenes en las circunstancias más favorables que sea posible; porque las amistades que buscan, los principios que adoptan, los hábitos que forman, decidirán la cuestión de su utilidad aquí, y de sus intereses futuros y eternos, con una certeza que es infalible. Los padres no debieran ceder a las inclinaciones de sus hijos, sino que deben seguir el camino sencillo del deber que Dios ha trazado, refrenándolos con bondad, negándoles sus deseos incorrectos con firmeza y determinación, pero con amor; y con esfuerzo sincero, devoto y perseverante, conducir sus pasos lejos del mundo y hacia arriba, hacia el cielo. No debe permitirse que los niños se desvíen por cualquier camino que les plazca, para transitar por avenidas abiertas por todos lados y apartarse del camino correcto. No hay quienes estén en más peligro que los que no se dan cuenta del peligro y que se muestran impacientes ante la precaución y el consejo. 

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Es precisamente porque la veo en peligro, hermana mía, que le escribo de esta manera ahora. Aunque puede haber muchos que la halaguen y disfruten de su hospitalidad sin procurar impartirle una bendición mediante el buen consejo, es mi deber advertirle el riesgo oculto que pondrá en peligro su felicidad presente y eterna. Se acercan tiempos tormentosos, y necesitamos estudiar el verdadero fundamento de nuestra fe. Necesitamos buscar en el Libro de la Ley para ver si nuestro título de herencia inmortal está sin falta. 

El concepto que se ha tenido de nuestro pueblo es que es demasiado insignificante para ser digno de ser tomado en cuenta, pero esto cambiará. Dentro del mundo cristiano se están llevando a cabo movimientos que necesariamente harán destacar al pueblo que guarda los mandamientos. Hay una constante suplantación de la verdad de Dios por medio de teorías y falsas doctrinas de origen humano. Se están emprendiendo movimientos para esclavizar las conciencias de los que quieren permanecer fieles a Dios. Los poderes legislativos estarán en contra del pueblo de Dios. Cada alma será probada. ¡Ojalá que fuéramos como pueblo, sabios para con nosotros mismos y que por medio del precepto y el ejemplo impartiésemos esa sabiduría a nuestros hijos! Cada posición de nuestra fe será examinada; y si no somos estudiantes concienzudos de la Biblia, arraigados, fortalecidos y firmes, la sabiduría de los grandes hombres del mundo nos hará descarriar. 

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El mundo está ocupado, ansioso y dedicado. El mal es seguido asiduamente como si fuera justicia, el error como si fuera verdad y el pecado como si fuera santidad. Las tinieblas cubren la tierra, y grande oscuridad los pueblos. ¿Y acaso dormirá el pueblo de Dios en un tiempo como este? ¿Se mantendrán en silencio aquellos que poseen la verdad, como si estuviesen paralizados? Los incrédulos declaran que si creyesen lo que los cristianos profesan creer, tendrían mayor entusiasmo que ellos. Si creemos que el fin de todas las cosas se acerca, “¡qué clase de personas debéis ser en vuestra conducta santa y en piedad!” 2 Pedro 3:11. 

Toda alma que en realidad cree la verdad lo demostrará por medio de obras correspondientes. Todos serán fervientes y graves, e incansables en sus esfuerzos por ganar almas para Cristo. Si la verdad desde un principio se siembra profundamente en sus propias almas, entonces procurarán implantarla en el corazón de otros. La verdad se mantiene demasiado en el atrio exterior. Trasladadla al templo interior del alma, entronizadla en el corazón, y dejad que domine vuestra vida. La Palabra de Dios debe ser estudiada y obedecida, luego el corazón hallará descanso, paz y gozo, y las aspiraciones se inclinarán hacia el cielo; pero cuando la verdad se mantiene separada de la vida, en el atrio exterior, el corazón no recibe el calor ni el brillo del fuego de la bondad de Dios. 

Hay muchos que reservan la religión de Jesús para ciertos días y ciertas ocasiones, y en otros tiempos es puesta a un lado y olvidada. El principio duradero de la verdad no es meramente para las pocas horas del sábado ni se limita a unos cuantos actos de caridad, sino que ha de introducirse en el corazón para refinar y santificar el carácter. Si hay un momento en que el hombre esté seguro sin esta luz y fuerza especial procedente del cielo, entonces puede prescindir de la verdad de Dios. La Biblia, la Palabra pura y santa de Dios, debe ser su consejera y guía, el poder dominante de su vida. Ella nos brinda sus lecciones, si es que les damos importancia. 

Abraham era un hombre favorecido por Dios. El Señor dijo: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. Génesis 18:19. Abraham fue honrado por Dios porque cultivó la religión en la familia e hizo que el temor de Dios penetrase en toda su casa. Es Dios quien dice: “Yo sé que él mandará”, es decir, que de su parte no habrá traición del cometido sagrado; no cederá ante nadie, sino ante Dios; hay una ley, y Abraham la guardará; ninguna emoción ciega empañará su sentido del bien ni se interpondrá entre Dios y las almas de sus hijos; ese tiempo de indulgencia, que es la crueldad más atroz, no hará que Abraham se extravíe. 

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Tanto los padres como los hijos pertenecen a Dios para ser gobernados por él. Por una combinación de amor y autoridad, Abraham gobernó su hogar. La Palabra de Dios nos ha dado reglas para conducirnos. Estas reglas constituyen la norma de la cual no podemos desviarnos si hemos de mantenernos en el camino del Señor. La voluntad de Dios debe ocupar el primer lugar. No debemos preguntarnos lo que han hecho los demás, lo que pensarán mis parientes, o lo que dirán de mí si sigo por este camino, sino más bien, “¿Qué ha dicho Dios?” Ni padre ni hijo podrá verdaderamente prosperar en ningún camino, a menos que sea el camino del Señor. 

Doy gracias porque usted tiene hijos nobles que procuran andar en los caminos del Señor; pero espero que pueda discernir más claramente cuál sea su deber con respecto a sus amistades. Esto determinará si usted está creciendo espiritualmente, o si está empequeñecida en su vida religiosa. Los estrictos dictados de su conciencia tienen que ser obedecidos, aunque sea difícil; y esto le ayudará a crecer en fuerza moral. Los deberes a menudo son cruces que debemos llevar. La oración y la alabanza a Dios no siempre se ofrecen sin una lucha. La abnegación y el llevar la cruz yacen directamente en el camino que debemos transitar si es que hemos de llegar a las puertas de la ciudad de Dios. Jesús ha mostrado el camino; ¿lo seguiremos? 

Hemos de ser obreros juntamente con Dios, no sólo para nuestra propia salvación, sino para que hagamos todo lo que podamos en favor de la salvación de otros. De esa manera nos convertimos en socios dentro del gran plan de redención, y con el tiempo en partícipes en el eterno peso de gloria. Dios le pide que prosiga en su camino “hacia la meta, para conseguir el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:14. Que el Señor la bendiga, es mi oración. Pero recuerde que si está usted unida a Cristo, debe colaborar con él. Nuestra devoción y nuestros deberes religiosos se reducirán al nivel de nuestros intereses personales, a menos que seamos diariamente participantes del espíritu de Cristo. El interés por las almas de los demás está designado para dar amplitud, profundidad y estabilidad al carácter cristiano. 

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El Señor viene. Estamos cerca del hogar y queremos aspirar profundamente la atmósfera celestial; entonces nos identificaremos con el Salvador en todos sus planes. Seremos elevados y estaremos capacitados para elevar a otros, y seremos eficaces en buenas obras.

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