Testimonios para la Iglesia, Vol. 1, p. 186-194, día 020

Vi que si hay en la tierra alguien que pueda testificar bajo juramento en forma consecuente, ese tal es el creyente. El vive a la luz del rostro de Dios. Se fortifica en su fortaleza. Y cuando la ley debe decidir asuntos de importancia, no hay quien pueda apelar con tanto acierto a Dios como el creyente. El ángel me ordenó notar que Dios jura por sí mismo Génesis 22:16; Hebreos 6:13, 17. Juró a Abraham (Génesis 26:3), a Isaac (Salmos 105:9; Jeremías 11:5), y a David Salmos 132:11; Hechos 2:30. Dios exigió de los hijos de Israel un juramento entre hombre y hombre. Éxodo 22:10-11. Jesús se sometió al juramento en la hora de su juicio. El sumo sacerdote le dijo: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios”. Mateo 26:63. Jesús le contestó: “Tú lo has dicho”. vers. 64. Si Jesús, en sus enseñanzas a los discípulos, se hubiese referido al juramento judicial, habría reprendido al sumo sacerdote, y puesto en práctica sus enseñanzas para beneficio de sus discípulos que estaban presentes. A Satanás le ha agradado que algunos hayan considerado el juramento en forma errónea; porque le ha dado oportunidad de oprimirlos y quitarles el dinero de su Señor. Los mayordomos de Dios deben ser más prudentes, trazar sus planes y prepararse para resistir a los designios de Satanás; porque él hará mayores esfuerzos que nunca antes.

Vi que algunos tienen prejuicios contra nuestros gobernantes y nuestras leyes; pero si no fuera por la ley, este mundo estaría en una condición espantosa. Dios refrena a nuestros gobernantes; porque en sus manos está el corazón de todos. Les son impuestos límites que les es imposible trasponer. Muchos de los gobernantes son personas a quienes Satanás domina; pero vi que hasta entre ellos Dios tiene sus agentes. Y algunos de ellos se convertirán aún a la verdad. Están ahora desempeñando el papel que Dios quiere que desempeñen. Cuando Satanás obra por medio de sus agentes, se hacen propuestas que, si se llevasen a cabo, impedirían la obra de Dios y producirían grandes males. Los ángeles buenos inducen a estos agentes de Dios a que se opongan a tales propuestas con razones convincentes, a las cuales no pueden resistir los agentes de Satanás. Unos pocos de los agentes de Dios tendrán poder para derribar mucho mal. Así proseguirá la obra hasta que el tercer mensaje haya terminado su misión. Durante el fuerte pregón del tercer ángel, estos agentes tendrán oportunidad de recibir la verdad, y algunos de ellos se convertirán y soportarán con los santos el tiempo de angustia. Cuando Jesús salga del lugar santísimo, su Espíritu refrenador se retirará de los gobernantes y del pueblo. Estos quedarán bajo el dominio de los ángeles malos. Entonces, por consejo y dirección de Satanás, se harán leyes tales que, a menos que el tiempo sea muy corto, no se salvará ninguna carne.

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Errores en el régimen alimentario

Queridos hermano y hermana A: El Señor ha considerado necesario en su misericordia darme una visión en este lugar; y entre las diferentes cosas que se me mostraron había algunas referentes a ustedes dos. Vi que no todo estaba bien en su caso. El enemigo ha estado buscando la destrucción de ustedes, y tratando de ejercer influencias sobre otros mediante ustedes. Vi que ustedes dos han adoptado una exaltada posición que Dios nunca les ha asignado, y que ambos se consideran muy a la vanguardia del pueblo de Dios. Vi que miraban hacia Battle Creek con celo y sospecha. Vi que colocaban sus manos en ese lugar y que modelaban sus actividades y esfuerzos para convertirlos en lo que ustedes pensaban que era lo correcto. Ustedes están notando detalles que no comprenden, con los cuales no tienen nada que ver y que en manera alguna les conciernen. Dios ha encomendado su obra en Battle Creek a siervos escogidos. Ha colocado sobre sus hombros la carga de la obra. Hay ángeles de Dios que han sido comisionados para vigilar la obra; y si ésta no avanza correctamente, los que están a la cabeza serán corregidos, y las cosas avanzarán de acuerdo con el orden de Dios sin interferencia de este o aquel individuo.

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Vi que Dios desea que ustedes pongan atención en ustedes mismos. Prueben sus motivos. Están engañados con respecto a ustedes mismos. Tienen una apariencia de humildad y esto ha ejercido influencia sobre otros, y los ha conducido a pensar que se encuentran a la vanguardia en la vida cristiana; pero cuando alguien toca sus teorías e ideas peculiares, inmediatamente se levanta su yo y ustedes manifiestan un espíritu voluntarioso y obstinado. Esto constituye una evidencia segura de que ustedes no poseen verdadera humildad.

Vi que ustedes tenían ideas equivocadas acerca de lo que aflige su cuerpo, por lo cual se privan de alimentos nutritivos. Esto induce a algunos en la iglesia a pensar que Dios se encuentra ciertamente con ustedes, porque en caso contrario no se negarían a sí mismos ni se sacrificarían. Pero vi que ninguna de estas cosas hará que sean más santos. Los paganos hacen lo mismo pero no reciben recompensa por ello. Un espíritu quebrantado y contrito delante de Dios es a su vista de gran precio. Vi que sus ideas concernientes a estas cosas son erróneas, y que están mirando y observando la iglesia y tomando nota de detalles, cuando su atención debiera considerar el interés de sus propias almas. Dios no ha puesto sobre ustedes la carga de su grey. Ustedes piensan que la iglesia está atrasada porque no ve las cosas como ustedes las ven, y porque no sigue el rumbo rígido que ustedes piensan que se debe seguir. Vi que estaban engañados concerniente a su propio deber y al deber de los demás. Algunos han ido a extremos en lo que concierne al régimen alimentario. Han adoptado un proceder rígido y han vivido tan sencillamente que su salud ha sufrido, la enfermedad se ha afianzado en su organismo y el templo de Dios ha sido debilitado.

Se me llamó la atención a nuestra experiencia pasada en Róchester, Nueva York. Vi que cuando vivíamos en ese lugar no comíamos alimento nutritivo como debiéramos haberlo hecho, y como resultado, la enfermedad casi nos hizo descender a la tumba. Vi que así como Dios da sueño a sus amados, también está dispuesto a concederles alimento adecuado para mantener sus fuerzas. El motivo que nos animaba era puro. Era ahorrar dinero para poder seguir publicando nuestra revistita. Éramos pobres. Vi que en ese tiempo la falta había sido de la iglesia. Los que tenían recursos eran codiciosos y egoístas. Si ellos hubieran hecho su parte se habría aligerado la carga que pesaba sobre nosotros; pero debido a que algunos no hicieron su parte, nosotros estuvimos recargados y otros estuvieron aliviados. Vi que Dios no requiere que ninguno adopte un sistema de economía tan rígido que llegue a perjudicar el templo de Dios. Hay deberes y exigencias en la Palabra de Dios para humillar a la iglesia y hacer que sus miembros aflijan sus almas, de modo que es innecesario hacer cruces que creen deberes que aflijan el cuerpo a fin de causar humildad. Todo esto se encuentra fuera de la Palabra de Dios.

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El tiempo de angustia está cercano, y cuando llegue, el pueblo de Dios tendrá que negarse a sí mismo y comer lo que apenas sea necesario para sustentar su vida, pero Dios nos preparará para ese tiempo. En esa hora terrible nuestra necesidad será oportunidad de Dios de impartir su poder fortalecedor y de sustentar a su pueblo. Pero ahora Dios requiere que ellos trabajen con sus manos en las cosas que son buenas, y que aparten de los recursos con que él los ha prosperado y hagan su parte en sostener la causa de la verdad. Este es un deber prescrito a todos los que no han sido llamados especialmente en palabra y en doctrina, a dedicar su tiempo a proclamar a otros el camino de vida y de salvación.

Los que trabajan con sus manos deben alimentar sus fuerzas para llevar a cabo ese trabajo, y también los que trabajan en palabra y doctrina deben alimentar sus fuerzas; porque Satanás y sus ángeles malignos están luchando contra ellos para aniquilar sus fuerzas. Debieran hacer reposar el cuerpo y la mente del trabajo agotador cuando puedan hacerlo, y debieran tomar alimentos nutritivos y fortalecedores para edificar sus fuerzas, porque se verán en la necesidad de poner en ejercicio todas las fuerzas que tengan. Vi que no glorifica a Dios en lo mínimo que algunos de sus hijos se creen un tiempo de angustia para sí mismos. El pueblo de Dios tiene un tiempo de angustia ante él, y Dios lo preparará para ese temible conflicto.

Vi que sus ideas concernientes a la carne de cerdo* no causarían ningún perjuicio si ustedes las guardaran para sí mismos; pero en su juicio y opinión han convertido este asunto en una prueba, y sus acciones han mostrado claramente su fe en este asunto. Si Dios requiere que su pueblo se abstenga de consumir carne de puerco, los convencerá acerca de ello. Está tan dispuesto a mostrar a sus hijos honrados cuál es su deber, como lo está de mostrar su deber a personas sobre quienes no ha depositado la carga de su obra. Si es deber de la iglesia abstenerse de consumir carne de puerco, Dios lo revelará a más de dos o tres personas. Él enseñará a su iglesia cuál es su deber.

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Dios está conduciendo a un pueblo y no a unas cuantas personas separadas aquí y allá, una que cree una cosa y otra que cree otra diferente. Los ángeles de Dios están efectuando la obra confiada a su cuidado. El tercer ángel va a la cabeza y está purificando a un pueblo, y éste debiera avanzar con él en forma unida. Algunos toman la delantera a los ángeles que están guiando a su pueblo; pero tienen que desandar cada paso y seguir humildemente al mismo paso que los ángeles que guían. Vi que los ángeles de Dios no conducirán a su pueblo con más rapidez de la que éste puede recibir las importantes verdades que se le comunican y llevarlas a la práctica. Pero algunas personas inquietas hacen su trabajo sólo a medias. A medida que el ángel las guía se apresuran en ir en busca de algo nuevo, y avanzan sin dirección divina y en esta forma acarrean confusión y discordia a las filas. No hablan ni obran en armonía con el resto del cuerpo. Vi que ustedes dos debieran ser conducidos rápidamente al lugar donde quieren ser conducidos, en vez de querer ustedes mismos ser los directores, porque en caso contrario Satanás se introducirá y los guiará en su camino, para que sigan sus designios. Algunos consideran sus ideas fijas y las tienen por evidencia de humildad. Esto es engañoso. Ustedes dos están actuando en forma tal que más tarde tendrán que arrepentirse.

Hermano A, usted es por naturaleza tacaño y codicioso. Diezma la menta y el comino, pero descuida las cosas de mayor peso. Cuando el joven rico acudió a Jesús y preguntó qué debía hacer para tener vida eterna, Jesús le dijo que guardara sus mandamientos. Él contestó que todo eso ya lo había guardado. Luego Jesús añadió: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. El resultado de esto fue que el joven se retiró entristecido, porque tenía muchas posesiones. Vi que usted tiene ideas equivocadas. Dios requiere que su pueblo practique la economía; pero algunos han estirado la economía hasta convertirla en tacañería. Quisiera que usted pudiera ver su caso tal como es. Usted no posee el verdadero espíritu de sacrificio que es aceptable para Dios. Usted observa a otros y si ve que no siguen el mismo proceder rígido que usted práctica, no hace nada por ellos. Su alma se está marchitando bajo la influencia de sus propios errores. Usted manifiesta un espíritu fanático y supone que se trata del Espíritu Santo. Está engañado. No puede soportar el testimonio claro y cortante. Quisiera recibir un testimonio halagador; pero cuando alguien reprueba sus yerros, su yo se manifiesta rápidamente. Usted y su esposa no tienen un espíritu humilde. Hay una obra que deben hacer… Vi que estos actos y ese espíritu, eran el fruto de sus errores y el resultado de establecer su propio juicio e ideas como regla para otros, en oposición a los obreros que Dios ha llamado al campo de labor. Han errado por querer abarcar mucho.

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Vi que ustedes habían pensado que este o aquel obrero había sido llamado a trabajar en el campo, cuando en realidad no saben nada de ese asunto. Ustedes no pueden leer el corazón. Si hubieran bebido abundantemente de la verdad del mensaje del tercer ángel no pensarían que tienen tanta libertad para decir quién ha sido llamado por Dios y quién no lo ha sido. El hecho de que una persona pueda orar y hablar bien no constituye una evidencia de que Dios la haya llamado. Todos ejercen cierta influencia, y esa influencia debiera revelar a Dios. Pero el asunto de si éste o aquél debieran dedicar su tiempo a trabajar por las almas, es de gran importancia, de modo que nadie, sino Dios, puede decidir quién debe dedicarse a esta solemne tarea. En los días de los apóstoles había hombres buenos, que podían orar con poder y hablar con precisión; sin embargo los apóstoles, que tenían poder sobre los espíritus inmundos y podían sanar a los enfermos, no se atrevieron, usando únicamente su propia sabiduría, a apartar a alguien para que fuera el portador de la voz de Dios en esa obra sagrada. Aguardaron hasta tener una evidencia inequívoca acerca de la manifestación del Espíritu Santo. Vi que Dios había dado a sus ministros el deber de decidir quién reunía las condiciones necesarias para la obra sagrada; y juntamente con la iglesia y las señales manifiestas del Espíritu Santo, debían decidir quiénes debían ir y quiénes estaban descalificados para ir. Vi que si la tarea de decidir quiénes estaban suficientemente calificados para llevar a cabo esta gran obra se dejaba librada a unas pocas personas, como resultado se producirían confusión y distracción en todas partes.

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Dios ha mostrado repetidamente que no debiera animarse a una persona a que salga a trabajar al campo sin tener evidencia inequívoca de que ha sido llamada. El Señor no confiará la responsabilidad de cuidar su grey a personas que no posean las calificaciones necesarias. Aquellos a quienes Dios llama deben ser personas de profunda experiencia, probados, de juicio sólido, personas que se atrevan a reprochar el pecado con espíritu de humildad, y que entiendan cómo alimentar a la grey. Dios conoce el corazón y también sabe a quién elegir. El hermano y la hermana A pueden decidir en este asunto, pero equivocarse completamente. Su juicio es imperfecto y no puede considerarse como evidencia en este asunto. Vi que ambos se están alejando de la iglesia, y si continúan haciéndolo, cosecharán amargos resultados, porque Dios los dejará ir para que sufran siguiendo su propio camino.

Ahora Dios los invita a hacer lo recto, a probar sus motivos y a obrar en armonía con su pueblo.

Mannsville, Nueva York, 21 de octubre de 1858.

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Número 6—Testimonio para la iglesia

Se reprende la negligencia

Queridos hermanos y hermanas: Dios nuevamente me ha visitado en su misericordia, en tiempo de congoja y aflicción. El 23 de diciembre de 1860 fui tomada en visión y se me mostraron los errores cometidos por ciertas personas que han afectado a la causa. No me atrevo a retener el testimonio para la iglesia a fin de evitar herir los sentimientos de algunas personas.

Se me mostró la condición espiritual pobre del pueblo de Dios; y vi que Dios no se había alejado de él, sino que el pueblo se había apartado de Dios, y se había tornado indiferente. Poseen la teoría de la verdad pero no tienen su poder salvador. A medida que nos aproximamos al final del tiempo, Satanás desciende con gran poder, sabiendo que tiene poco tiempo. Su poder se ejercerá especialmente contra el pueblo remanente. Dará batalla contra ellos y tratará de dividirlos y esparcirlos para que se debiliten y sean derrotados. El pueblo de Dios debiera avanzar con entendimiento, y debiera unirse en sus esfuerzos. Debieran tener un mismo propósito y discernimiento, porque entonces sus esfuerzos no se perderían, sino que ejercerían una influencia poderosa en la edificación de la causa de la verdad presente. Es necesario mantener el orden, y debe actuarse con unidad en este propósito, porque en caso contrario Satanás sacará ventaja.

Vi que el enemigo actuaría en toda forma posible para desalentar al pueblo de Dios, para confundirlo y presentarle dificultades, y que el pueblo de Dios debía avanzar con discernimiento y prepararse para resistir los ataques de Satanás. Los asuntos pertenecientes a la iglesia no deben dejarse inconclusos. Hay que tomar las medidas necesarias para asegurar la propiedad de la iglesia para la causa de Dios, a fin de que la obra no se atrase en su progreso y para que los medios que los hermanos desean dedicar a la causa de Dios no sean traspasados a las filas del enemigo. Vi que el pueblo de Dios debía actuar con sabiduría y no dejar nada por hacer de su parte para colocar los negocios de la iglesia en una condición segura. Después de haber hecho todo lo que podían hacer, deben confiar en el Señor para que él dirija las cosas de modo que Satanás no saque ventaja del pueblo remanente de Dios. Ha llegado el tiempo cuando Satanás se pondrá a la obra. Nos espera un futuro tormentoso, por lo que la iglesia debiera despertar a fin de anticiparse en su actuación para permanecer firmes contra los planes del enemigo. Es tiempo de hacer algo. A Dios no le agrada que su pueblo deje inconclusos los asuntos de la iglesia, y que permita que el enemigo obtenga plena ventaja y control de los asuntos según le plazca.

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Se me mostró la posición errada que había sido adoptada por el hermano B en la Review concerniente a asuntos de organización, y la influencia perjudicial ejercida. Él no pesó suficientemente el asunto. Sus artículos estaban perfectamente calculados para ejercer una influencia dispersadora, para conducir las mentes a conclusiones erróneas y para animar a muchos en sus ideas negligentes acerca de cómo deben manejarse las cosas en la causa de Dios. Los que no sienten sobre sí el peso de esta causa, tampoco sienten la necesidad de que se haga algo para establecer orden en la iglesia.

Quienes han llevado la carga durante mucho tiempo miran al futuro y pesan los asuntos. Están convencidos de que es necesario tomar medidas para colocar los asuntos de la iglesia en una posición más segura, para evitar que Satanás entre y saque ventaja. Los artículos del hermano B han inducido a los que sienten temor por el orden, a considerar con sospecha la sugerencia de personas que por la providencia especial de Dios participan en las cuestiones importantes de la iglesia. Y cuando él vio que su posición no podía permanecer, no reconoció francamente su error ni trabajó para borrar la impresión equivocada que había causado.

Vi que el hermano B era damasiado cómodo y negligente. Le ha faltado energía, porque ha considerado una virtud dejar que el Señor haga lo que el Señor quería que él hiciera. El Señor interviene en nuestro favor únicamente en casos de gran emergencia. Nosotros tenemos un trabajo que debemos hacer, tenemos cargas y responsabilidades que llevar, y al cumplir con esos deberes aumentamos nuestra experiencia. El hermano B manifiesta el mismo carácter en las cuestiones espirituales que en sus asuntos temporales. Tiene falta de celo y entusiasmo para llevar a cabo un trabajo. Todos debieran actuar con más discreción y sabiduría concerniente a las cosas de Dios de lo que han manifestado en las cosas temporales para asegurarse una posición terrenal.

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Tatiana Patrasco