Testimonios para la Iglesia, Vol. 7, p. 144-151, día 400

Se cumple el propósito divino

Por la plenitud de su potencia, Jesús desea corroborar de tal modo a su pueblo que por su medio el mundo entero quede rodeado de una atmósfera de gracia. Cuando su pueblo se someta de todo corazón a Dios, dicho plan quedará realizado. El mensaje que el Señor dirige a los que trabajan en sus instituciones es: “Limpiaos, los que lleváis los vasos de Jehová”. Isaías 52:11.En todas nuestras instituciones, dé lugar el egoísmo al amor desinteresado y al trabajo en favor de las almas cercanas y lejanas. Entonces el aceite santo correrá de los dos olivos en los conductos de oro, y de ellos a los vasos preparados para recibirlo. Entonces la vida de los obreros de Cristo será verdaderamente una demostración de las verdades de su Palabra. 

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El amor y temor de Dios, el sentido de su bondad y santidad serán visibles en cada institución. Una atmósfera de amor y paz rodeará todos los departamentos. Cada palabra pronunciada, cada trabajo realizado, tendrá una influencia correspondiente a la del cielo. Cristo habitará en el hombre y el hombre morará en Cristo. En todos los trabajos se manifestará el carácter del Dios infinito y no el del hombre. La influencia divina comunicada por los santos ángeles impresionará a las mentes puestas en relación con los empleados; y de cada uno de ellos se desprenderá una fragante influencia. 

Cuando estén llamados a entrar en nuevos campos, los obreros así formados irán como representantes del Salvador, capaces de ser útiles en su servicio y de comunicar a otros, por el precepto y el ejemplo, un conocimiento de la verdad presente. El carácter formado por la potencia divina recibirá la luz y gloria del cielo y será delante del mundo un testimonio que dirigirá las miradas de los hombres hacia el trono del Dios vivo. 

Entonces la obra progresará con fuerza redoblada y se volverá cada vez más estable. Una eficiencia nueva se comunicará a cuantos trabajen en todos sus ramos. Las páginas impresas enviadas como mensajeros de Dios llevarán el sello del Eterno. Los rayos de luz del santuario celestial acompañarán la verdad preciosa que contienen. Como nunca antes, tendrán poder para despertar en las almas una convicción de pecado, para crear un deseo ardiente de justicia y de poseer las cosas que no pasarán. Habrá hombres que aprenderán a reconocer la reconciliación y justicia eternas que el Mesías trajo por su sacrificio. Muchos serán llevados a compartir la gloriosa libertad de los hijos de Dios y estarán con el pueblo de Dios para dar la bienvenida a nuestro Señor y Salvador cuando, pronto, vendrá con poder y gloria.

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Los impresos de nuestra denominación

El Poder y la eficacia de nuestra obra dependen mayormente del carácter de las publicaciones que salgan de nuestras prensas. Por lo tanto debe ejercerse gran cuidado en la selección y la preparación del material que ha de ir al mundo. Se necesita la mayor precaución y discriminación. Deben dedicarse nuestras energías a la publicación de impresos de la calidad más pura y del carácter más elevado. Nuestros periódicos deben salir cargados de la verdad que tiene un interés vital y espiritual para la gente. 

Dios ha puesto en nuestras manos un estandarte sobre el cual está escrito: “Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12. Este es un mensaje distinto y separador, un mensaje que se dará en forma certera. Debe apartar a la gente de las cisternas resquebrajadas que no contienen agua y llevarla a la inagotable Fuente del agua de la vida. 

El objeto de nuestras publicaciones

Nuestras publicaciones tienen que realizar una obra muy sagrada y presentar en forma clara, sencilla y llana la base espiritual de nuestra fe. Por doquiera la gente hace sus decisiones; todos están tomando posiciones, o bajo el estandarte de la verdad y la justicia, o bajo el estandarte de las potencias apóstatas que contienden por la supremacía. En este tiempo se ha de dar al mundo el mensaje de Dios con tanto énfasis y poder que la gente se vea frente a frente con la verdad, y deba decidir con su mente y su corazón. Debe ser inducida a ver la superioridad de la verdad sobre Ios múltiples errores que procuran atraer la atención y suplantar, si fuese posible, la Palabra de Dios para este tiempo solemne. 

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El gran objeto de nuestras publicaciones es ensalzar a Dios, llamar la atención de los hombres a las verdades vivas de su Palabra. Dios nos invita a enarbolar, no nuestro propio estandarte, no el estandarte de este mundo, sino el de la verdad. 

Únicamente si hacemos esto podrá acompañarnos su mano prosperadora. Consideremos el trato de Dios con sus hijos en lo pasado. Notemos cómo, mientras llevaban el estandarte de él, los exaltó delante de sus enemigos. Pero cuando, dominados por la exaltación propia, dejaron de obedecer y ensalzaron un poder y un principio que eran opuestos a Dios, les dejó acarrear sobre sí mismos desastre y derrota. 

Consideremos el caso de Daniel. Cuando fue llamado a presentarse ante el rey Nabucodonosor, no vaciló en reconocer la fuente de su sabiduría. ¿Acaso este reconocimiento fiel de Dios menoscabó la influencia de Daniel en la corte del rey? De ninguna manera; más bien fue el secreto de su poder y le aseguró el favor del príncipe de Babilonia. En el nombre de Dios, Daniel hizo conocer al rey los mensajes de instrucción, amonestación y reprensión que mandaba el cielo, y no fue rechazado. Lean los obreros de Dios hoy el testimonio firme y osado de Daniel, y sigan su ejemplo. 

Nunca manifiesta el hombre mayor insensatez que cuando sacrifica la fidelidad y el honor que debe a Dios a fin de ser aceptado y reconocido en el mundo. Cuando nos colocamos donde Dios no puede cooperar con nosotros, nuestra fuerza se trueca en debilidad. Todo lo que se logra en cuanto a restaurar en el hombre la imagen de Dios, se debe a que Dios es la eficiencia del obrero. Únicamente su poder puede restaurar el cuerpo, vivificar la mente, o renovar el alma. En nuestra obra de las publicaciones, como en cualquier otro ramo de actividad o de la vida cristiana, se demostrará la verdad de las palabras de Cristo: “Sin mí nada podéis hacer”. Juan 15:5. 

Dios ha dado a los hombres principios inmortales, ante los cuales se inclinarán un día todas las potestades humanas. Nos invita a dar al mundo, por el precepto y el ejemplo, una demostración de estos principios. Para los que le honran por una fiel adhesión a su Palabra, el resultado será glorioso. Significa mucho ser fiel a principios que perdurarán a través de las edades eternas. 

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Los obreros necesitan experiencia personal

Los redactores de nuestros periódicos, los maestros de nuestras escuelas, los presidentes de nuestras asociaciones, todos necesitan beber de los raudales puros del río del agua de la vida. Todos necesitan comprender más plenamente las palabras dirigidas por nuestro Señor a la mujer samaritana: “Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva… Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:10, 14. 

Es necesario distinguir la obra del Señor de los asuntos comunes de la vida. El dice: “Volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia”. Isaías 1:25-27. Estas palabras rebosan de importancia. Encierran una lección para todos los que ocupan un sillón de redactor. 

Las palabras de Moisés poseen un significado profundo. “Los hijos de Aarón, Nadab y Abiú, tomaron cada uno su incensario, y pusieron fuego en ellos, sobre el cual pusieron perfume, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová que los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En mis allegados me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado”. Levítico 10:1-3. Este pasaje encierra una lección para todos los que tienen que ver con el material que sale de nuestras editoriales. Las cosas sagradas no se han de mezclar con las comunes. Los periódicos que tienen tan amplia circulación deben contener instrucción más preciosa que la que aparece en las publicaciones comunes. “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?” Jeremías 23:28. Necesitamos trigo puro, cabalmente aventado. 

“Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméis conspiración a todas las cosas a que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad: sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos… ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isaías 8:11-20. 

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Llamo la atención de todos nuestros obreros al capítulo 6 de Isaías. Lean lo que experimentó el profeta de Dios cuando vio al Señor “sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo… Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién nos irá? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a. mí”Isaías 6:1-8. 

Tal es la experiencia que necesitan los que trabajan en todas nuestras instituciones. Existe el peligro de que no mantengan una relación vital con Dios, que no sean santificados por la verdad. Esto les haría perder el sentido del poder de la verdad y la capacidad de discernir entre lo sagrado y lo común. 

Hermanos míos que ocupáis puestos de responsabilidad, ¡ojalá que el Señor no sólo unja vuestros ojos para que veáis, sino que derrame en vuestro corazón el aceite santo que de las dos olivas fluye por conductos de oro al recipiente dorado que alimenta las lámparas del santuario! ¡Ojalá que él “os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza a que él os ha llamado,… y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos” Efesios 1:17-19!

Como fieles padres de familia, dad alimento en sazón a los miembros de la casa de Dios. Presentad la verdad a la gente. Obrad como quienes están en plena vista del universo entero del cielo. No tenemos tiempo que perder, ni un momento. Pronto habrá que hacer frente a crisis importantes, y necesitaremos hallarnos ocultos en la hendidura de la roca, para poder ver a Jesús y ser vivificados por su Espíritu Santo, de modo que nos mantengamos firmes.

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El material que se ha de publicar

Dedíquense nuestros periódicos a la publicación de un material eficaz y serio. Rebose cada artículo de pensamientos prácticos, elevadores y ennoblecedores, pensamientos que darán al lector ayuda, luz y fuerza. Debe honrarse como nunca antes la religión y la santidad en la familia. Si hubo un pueblo que necesitase andar ante Dios como Enoc, es el pueblo adventista del séptimo día ahora, que debe demostrar su sinceridad por sus palabras puras, limpias y llenas de simpatía, ternura y amor. 

Hay momentos en que son necesarias las palabras de reprensión y de reproche. A los que han salido del camino recto se los debe despertar para que vean su peligro. Debe dárseles un mensaje que los saque del letargo que encadena sus sentidos. Debe producirse una renovación moral, o de lo contrario las almas perecerán en sus pecados. Déjese penetrar hasta el corazón el mensaje de verdad, como una espada aguda y de dos filos. Háganse llamamientos que despierten a los negligentes, y hagan volver a Dios a los espíritus extraviados en la insensatez. 

Debe atraerse poderosamente la atención de la gente. Nuestro mensaje es sabor de vida para vida o de muerte para muerte. Están en la balanza las almas. Hay multitudes en el valle de la decisión. Debe oírse una voz que clame: “Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él” 1 Reyes 18:21.

Al mismo tiempo, en ninguna circunstancia deben publicarse cosas provenientes de un espíritu duro y denunciador. No haya en nuestros periódicos estocadas ni críticas amargas o sarcasmos mordaces. Satanás ha logrado casi expulsar del mundo la verdad de Dios, y se deleita cuando sus profesos defensores dan la impresión de no estar bajo la influencia de la verdad que subyuga y santifica el alma. 

Los que escriben en nuestros periódicos deben espaciarse lo menos posible en las objeciones o los argumentos de los opositores. En toda nuestra obra debemos hacer frente a la mentira con la verdad. Expóngase la verdad por encima de todas las sugestiones personales, referencias o insultos. Negociemos únicamente con la moneda del cielo. Hagamos uso únicamente de aquello que lleva la imagen y la inscripción de Dios. Hagamos penetrar la verdad, nueva y convincente, para minar y suprimir el error. 

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Dios quiere que seamos siempre serenos y tolerantes. Cualquiera que sea la conducta seguida por los demás, hemos de representar a Cristo, obrando como obraría él en circunstancias similares. El poder de nuestro Salvador no estribaba en una enérgica andanada de palabras agudas. Fue su bondad, su espíritu abnegado y humilde lo que hizo de él un conquistador de corazones. El secreto de nuestro éxito estriba en revelar el mismo espíritu. 

La unidad

Los que hablan a la gente en nuestros periódicos deben conservar la unidad entre sí. Nada debe encontrarse en nuestros periódicos que sepa a disensión. Satanás trata siempre de provocar disensión, porque sabe muy bien que por este medio puede contrarrestar muy eficazmente la obra de Dios. No debemos favorecer sus designios. La oración de Cristo en favor de sus discípulos fue: “Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Juan 17:21. Todos los que trabajan verdaderamente para Dios obrarán en armonía con esta oración. En sus esfuerzos para hacer progresar la obra, todos manifestarán esta unidad de sentimientos y prácticas que revela que son testigos de Dios, que se aman unos a otros. Ante un mundo desgarrado por la discordia y la contienda, su amor y unidad atestiguarán que están relacionados con el cielo. Es la prueba convincente del carácter divino de su misión. 

Casos e incidentes de la vida

Los directores de nuestros periódicos necesitan la cooperación de nuestros obreros del campo y de nuestros hermanos lejanos y cercanos. En nuestros periódicos deben hallarse comunicaciones de los obreros de todas partes del mundo: artículos que relaten casos e incidentes de la vida. No necesitamos novelas, pero en la vida diaria hay incidentes verídicos que si se relatan en artículos cortos y con palabras sencillas, resultarán más fascinantes quelas novelas, al mismo tiempo que proporcionarán inestimable ayuda para la experiencia cristiana y la obra misionera práctica. Necesitamos oír la verdad, la verdad sólida, de parte de hombres, mujeres y jóvenes consagrados. 

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Vosotros que amáis a Dios y guardáis en vuestra memoria preciosos detalles de experiencia y las realidades vivas de la vida eterna, encended la llama del amor y de la luz en los corazones del pueblo de Dios. Ayudadles a resolver sus problemas.

Los artículos que se dirigen a miles de lectores deben revelar que hay en sus autores pureza, elevación y santificación del cuerpo, el alma y el espíritu. La pluma debe usarse bajo el control del Espíritu Santo, como medio de sembrar semilla para la vida eterna. Dedíquese el espacio de nuestros periódicos a asuntos de valor real. Acumulad en ellos asuntos rebosantes de intereses eternos. Dios nos invita a subir al monte para conversar con él, y cuando por la fe contemplemos al Invisible nuestras palabras serán de veras un sabor de vida para vida. 

El mensaje para este tiempo

Tengan todos más que enseñar, escribir y publicar acerca de las cosas que se han de cumplir ahora y que conciernen al bienestar eterno de las almas. Den alimento a su tiempo a ancianos y jóvenes, a santos y pecadores. Preséntese sin dilación todo lo que pueda decirse para despertar a la iglesia de su somnolencia. No se pierda tiempo en las cosas que no son esenciales y que no tienen relación con las necesidades actuales y véase qué obra se recomienda a los que aseveran creer en la Palabra de Dios: 

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto; y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:1-3. 

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